jueves, 27 de septiembre de 2012

Yahaira´s window


Bueno, el verdadero título del post es Yohari´s window, o conocida en el idioma mexicano, como “la ventana de Yohari”. Le puse algo de Yahaira y su ventana para que llamara la atención. No sé por qué, pero me sonó como a una cortinita de teibolera, ¿pero ps que puedo hacer?, es que así me suena, así me suena, así me suena…

Yohari fue el/la causante de muchos de mis episodios psicóticos en consulta con la loquera, con la loquera que tuve en la prepa, con la loquera que tuve en la universidad y con la loquera que tuve hace poco mas de tres años que trató de ayudarme con mis pedos existenciales… analizando el asunto, creo que es tiempo de consultar a un loquero…eso de pagarle a las loqueras, por lo que veo, no me ha dejado ninguna ganancia puesto que aún estoy loca.
La ventana de Yohari es una jalada inventada por dos weyes que no tenían nada que hacer mas que fastidiar incautos, los H. Psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham. Y la tal ventana de Yohari es una forma de heurística…

- breviario cultural  -
La tal Heurística es nada más y nada menos que “la ciencia del descubrimiento y la invención” en palabras cristianas significa que la tal ventana de Yohari es una forma de resolver broncas por medio de un esquema en forma de ventana que nos permitirá el autodescubrimiento de uno mismo.
Prosiguiendo, cuando yo era una loca que acudía con la psicóloga… corrijo, cuando acudía con la psicóloga, ésta me asignó la tarea de analizarme a través de la ventana de Yohari para resolver mis conflictos interpersonales… cosa que no funcionó, pero a decir de otras personas, la tal ventana de Yohari es como un tipo de sección amarilla: lo que buscas lo encuentras, funciona y funciona muy bien. Es por eso que me animo a hablarles del tema.
A través de esta ventana o esquema, podemos realizar el análisis de nuestras relaciones interpersonales, y también de las otras relaciones, y aquí es donde la cosa se pone buena, porque la ventana tiene cuatro posiciones: la primera, la segunda, la tercera y la cuarta, y conforme les vaya diciendo las cuatro posiciones, irán evaluando cual es la posición mas usada en su relación actual…
Primera posición: o mejor conocida como primer cuadrante que es la posición abierta, y como su nombre lo dice es cuando estamos abiertas o abiertos, eso depende de qué tan “facilito” sea el individuo, y se refiere a las partes de mí que yo conozco y que los demás conocen claramente. Es lo que yo manifiesto abiertamente que tú puedes notar a simple vista. En otras palabras es el área púbica, digo, púbLica, donde muestro lo que soy y la otra persona sabe lo que soy.
Hasta aquí no hay complicaciones, todo es sencillo porque por inercia todos muestran su mejor cara, aunque también hay que reconocer que yo no puedo mostrar mi mejor cara, solamente mi cara, pero bueno, se hace lo que se puede.
En esta parte de la ventana es fácil reconocer lo que estamos buscando en una pareja y lo que la pareja está buscando en nosotros. Es evidente que un torero no se casaría con una apasionada de PETA,  que una obsesiva de la limpieza no se andaría con un vago mugroso y que un reaguettonero no saldría con…¿por Dios, quién sale con reguetoneros???

 
Segunda posición: la posición ciega. Como se imaginarán, esta posición es peligrosa, es como un sesenta y nueve no sexual, ya que implica que el otro vea una parte de mí que yo ignoro. Es como el día que me grabaron roncando. Yo juraba que no ronco, pero estaba completamente equivocada, estaba completamente ebria y estaba completamente dormida.
En esta posición ciega pasa que es difícil reconocer cuando las cosas empiezan a complicarse, porque me ha sucedido que siento / creo / veo/ pienso que las cosas están bien, y la otra persona no siente / cree / ve / piensa lo mismo… la pregunta es: ¿Cómo puedo revertir el proceso para no afectar el nivel de confianza que debe existir?
Es como cuando amaneces al lado de tu galán después de una noche loca: das los buenos días con tu mejor cara,  pero el  susodicho está recordando los desvaríos de horas atrás mientras mira tus greñas alborotadas, el delineador corrido y la marca de la almohada, algo que, obviamente en ese momento tu no puedes ver… a menos que haya un espejo en el techo (mmm… nota mental: espejo en el techo). El punto es que, al ver la realidad, el galán puede salir corriendo, cosa que no pasa si eres tú la que está en la cama del galán, en cuyo caso puede que en ese momento no te diga nada y posteriormente ya no te vuelva a invitar.
Tercera posición: la posición oculta. Es la posición en la que yo puedo ver claramente lo que soy y reconocerlo, pero el otro no tiene ni idea de lo que realmente soy. Esta posición es ventajosa, esta posición es común cuando se quiere causar una buena impresión y se usan bubis postizas para hacer el efecto “las tengo mas grandes”, cuando se aguanta la respiración para ocultar la lonja, cuando usamos maquillaje para ocultar los granos, cuando portamos orgullosamente un par de tacones y por dentro le estamos mentando la madre al mundo mientras mostramos nuestra sonrisa más divina. Esta posición también define a los inseguros que se peinan de “quesito Oaxaca” para tapar su calvicie, a los traumados que se enrollan calcetines en los zapatos para simular mayor estatura, a los cochinos que solo consideran en su rutina de limpieza  los “baños de torero” (las orejas y el rabo), a los flojos que solo planchan las mangas de la camisa y se ponen chaleco, a los patanes que tienen dos perfiles de feisbuc (el normal y el que es para que lo vea la novia). Bueno, creo que este asunto quedó claro… aviso: por culpa de hombres así, las mujeres llegamos a creer que todos son deshonestos y pagan justos por pecadores.
Aquí la onda es que si conseguimos conocernos y confiar uno en el otro, entonces nos sentiremos más cómodos explicando detalles íntimos sobre nosotros mismos, a esto se le llama “autoapertura”. (pero no al grado tal de llegar a “consumar la amistad”, ok EADG?)

 
Cuarta posición: la posición desconocida, que suena como a dimensión desconocida. Y efectivamente, como su nombre lo dice, esta posición se trata de lo que desconozco de mi misma y que la otra persona también desconoce. Estos aspectos oscuros solo son percibidos por el subconsciente, y en eso soy una experta de acuerdo a lo que opina mi madre, porque siempre me dice que soy una inconsciente.
Ahora bien…como funciona? Como logro mejorar mis relaciones a través de la ventana??
El proceso es bien simple… (eso de “bien simple” es sarcasmo)
Cuando permito que critiques mis conductas incongruentes e impertinentes y me ayudas a identificar la causa de mi actitud insolente y acepto que estoy manifestando ese comportamiento que te molesta, en ese momento puedo definir que la causa puede ser inseguridad, miedo de no ser tomada en cuenta, temor al rechazo, etc, etc. Con esta identificación de la causa  puedo comenzar a trabajar para mejorar este aspecto, es decir, hago más conscientes ciertas actitudes que manifiesto frente a otras personas, reconozco áreas no conocidas y sucesos que antes no percibía. Al hacer consciente todo lo anterior, y cuando tu contribuyes a hacerme consciente mi parte oculta, es entonces cuando puedo realizar un cambio positivo en mi comportamiento… así de fácil.

 
Cuando aprendí esto, lo primero que me vino a la mente fue mi trastorno de personalidad múltiple, y es que reconozco, amable público, que tengo cuatro personalidades: la buena, la mala, la fea y la gorda, ésta última, por lógica, es la que ocupa más espacio.
Lo difícil es comprender a las cuatro, y bueno, los hombres pensarán que si ya es difícil comprender a una, está imposible comprender a las cuatro. Especialmente cuando una de esas cuatro locas se la pasa oculta y se escapa del subconsciente en el momento menos oportuno. Lo peor es que a veces se escapa cuando estoy sobria y eso no tiene perdón.
Cuando lo que tengo en el subconsciente sale a la luz sin que sea consciente de ello, me causa tremendos problemas porque me muestro incongruente, indecisa, lloro y río al mismo tiempo, te odio en vez de amarte, o te amo en vez de odiarte, (“amodio” es la palabra). También me carcajeo, me dan ataques de pánico o tiendo a hacer locuras… como escribir un blog para ventanear mis traumas.
Es por lo anterior que pido perdón por sacar el cobre de vez en cuando… por la explicación ya proporcionada puedes imaginarte que a esa parte oculta no la controlo y se desata de repente… sin embargo, si acaso hay cosas que aprecias de mi, debes reconocer que no sería la misma si no tuviera mi lado oscuro, igual que la Luna.
Podrá sonar muy teto eso de “medir” la forma en la que me relaciono, podrá ser muy técnico o muy científico… pero si algo he aprendido en mi vida loca es que “lo que no se mide, no se puede mejorar”, y de verdad, deveritas, de a deveras quiero ser mejor.
La rola de hoy… no es “la ventanita, de Garibaldi”, es otra… y sin siquiera mencionar la palabra "ventana" tiene mucho que ver con el tema.
Pd. Apuesto a que en este momento estas cantando:  deeeeesde quemeeeeee dejaste… ♪♪♪



jueves, 20 de septiembre de 2012

Las almorranas dos.




Por qué pongo una imágen de golf??? No intentes buscar "almorrana" en imágenes de google, ni se te ocurra, salen cosas que se ven muy muy muy dolorosas y muy muy muy feas.

Eso de "Las Almorranas Dos" suena como a película mexicana de los ochentas, como la de "huele a gas" o "las ficheras"... ¿y cómo sé que esas películas existen? pssss yo ni las conozco, me las mencionó la prima de una amiga...

Hay muchas cosas más, que como si fueran una almorrana, me molestan tremendamente, y como dije ya, para otra gente es indiferente pero a mi me llegan a trastornar al grado tal de elevar mi “Ph”, y por Ph no me refiero a mi “potencial de hidrógeno”, sino a mi “Puta Histeria”.

Todas estas cosas que me elevan la Ph, pueden considerarse como caprichos o como actitudes arrogantes, pero yo, al igual que todos los seres humanos, tengo mi lado amable y mi lado oscuro.

a veces siento que de seguir tomando coca,
 me pasará lo mismo que a Nguyen Van Lem 


Hablando del lado oscuro, hablaré de la coca cola: si en mi vida hay un vicio, éste es la coca, la bebida, no la que se inhala. Pero… si un día me invitas una coca, tiene que ser de lata y estar sudando de fría. Si no consigues de lata, tiene que ser de vidrio, y estar a una temperatura de por lo menos dos grados. Nunca me invites una coca cola de envase de plástico, y mucho menos “al tiempo”. Nunca me invites una coca de las de a tres pesos… ¿eso que? Es tan poca la cantidad que se transparenta y hasta parece que está diluida, mejor no me invites nada. y ni siquiera se te ocurra sustituír a la coca por una “pecsi” o una “bij cola.” Evítame la pena de agitártela y rociártela… la bebida, la bebida.

Hablando de leche, digo, hablando de bebidas, te informo que no puedo tomar leche normal, tiene que ser deslactosada. Bueno, de tomar, sí puedo tomar, pero la leche normal que no está deslactosada me produce tremendos gases, así que el tipo de leche que me ofrezcas dependerá del grado de consecuencias que quieras sufrir, porque la neta prefiero perder un amigo a perder una tripa.

De niña, tomaba leche en el desayuno, lo cual me ocasionaba muchos problemas digestivos y por ende, emocionales. Además, leche que compraban en mi casa no era leche de cartón, era de vaca, si, de vaca de verdad, de esa que pasan vendiendo los lecheros en una camioneta. Lo que me fastidiaba bastante era vigilar la olla mientras hervía la leche, juro que nunca le quitaba la vista de encima, pero en un parpadeo, la ingrata olla se hacía mas chica, provocando que la leche subiera de nivel y se desbordara sobre la parrilla de la estufa, obligándome a limpiar de inmediato el tiradero para que esos miserables insectos voladores que se multiplican por generación espontánea no hicieran su aparición.

La leche procesada no me produce incomodidades, la puedo consumir en diferentes versiones: queso, crema, yogurt, batidos, malteadas, helados…mi favorito: de fresa, pero helado hecho con fresas de verdad, pero fresas de esas rojitas que se reproducen en Irapuato, no de esas fresas que se reproducen allá por el campestre .  De ese helado de fresa que venden en los “helados Eli” o de la “michoacana”, nunca me invites un helado de fresa marca bambino o marca holanda, saben a puro sintético. El que sí me gusta de marca es el de chocolate…mmm delicia, ah, y me reque-recontra choca que se esté ablandando, a mi me gusta bien durito… el helado, el helado.

Eso del helado me lleva a las películas, porque me gusta comer helado mientras veo una película. Pero el punto con las películas es: si ya viste una película no me la cuentes. Odio que me cuenten las películas, solo recomiéndamela y si me dan ganas la veré. La escala de recomendación es: 1.- pésima: no vale la pena ni pidiéndola prestada, perderás un valioso tiempo que puedes utilizar en cosas mas productivas como echarte una siesta o rascarte las pelotas. 2.- mala: no vale la pena ni gastar 10 pesos para comprarla pirata. 3.- aceptable: gástate 10 pesos en adquirirla con tu proveedor más cercano de piratería, pero si te la dan a $15, será invertir demasiado. 4.- Buena, consíguela pirata o clonada, paga hasta $25 pesos por ella.  5.- Muy buena: ve al cine y disfrútala. 6.- excelente: cómprala original y consérvala en tu colección de cosas que valen la pena.

De las películas pasamos a la música: Reagguetón, bueno, el reguetón no es propiamente música, yo creo que el regue – tón, fue creado por iniciativa de cholos matones para reivindicar a la cumbia sonidera. Antes opinaba que la cumbia de barrio estaba en el escalón mas bajo de la cadena alimenticia (así es, la música es alimento del alma),  pero cuando llegó esa mierda llamada reguetón, y digo mierda, porque no se le puede llamar de otra forma, me dí cuenta que como dice mi compadre Maleno: las cosas siempre pueden estar peor. Así que ya no digo nada, porque al rato inventan otra cosa, y ni siquiera quiero imaginar que ante eso que inventen, el reguetón quedará en el nivel de “aceptable” en mi lista de “cosas que me cagan la madre”.

En esta lista, hay muchas cosas que me enfadan, y lo peor es que la mayoría de esas cosas dependen de mi. Para desahogarme tengo que echarle la culpa a alguien. Sé que no es sano echarle la culpa a una persona de las cosas que me pasan, así que por eso tengo un perro.

También me enfado cuando dejo cosas pendientes, a veces lo que realmente me molesta es que esas cosas pendientes me complican la existencia, como cuando pasa una semana y no he lavado el baño, cuando no podo el pasto, o no organizo mis cosas, luego ando como una loca buscando las cosas entre mi montaña de papeles “pendientes”. Y todo por ponerme a jugar con Tito o sacarlo de paseo. Hay cosas que postergo, por ejemplo barrer la calle o lavar el coche.

Que no he lavado el coche… si no vas a aplicarte con tu cubeta con agua y un trapo a lavarme el coche, entonces ahórrate tu comentario…¿Eeeeeeemmy, no has lavado el coooooocheee?, -si, ya lo lavé, pero le puse tierrita encima porque le sirve de protector sola-aar, saaaaaaaaaaaaaabe.



Que no le he puesto el cinturón, ni le he cambiado las luces ni los chisgueteros, y el tablero está que dá pena… no me importa, mi coche funciona y funciona muy bien: acelera cuando le acelero y frena cuando le freno, lo que es muy útil cuando uno maneja un coche en medio del tráfico, el cual, también me fastidia.

El tráfico de las quince a las ocho y de las dos quince: es una locura salir a esas horas, lo único que pasa por mi mente es llegar, pero a veces no es el mismo objetivo de los otros conductores. Sobre todo cuando ellos no llevan prisa, y pareciera que hacen hasta lo imposible para detener el flujo vehicular. Recuerdo a una señora, en “El Eje”, cambiaba constantemente de carril,  sin poner direccional y después de cambiarse disminuía la velocidad, no se podía rebasar, varios conductores le reiteraron a su progenitora.  El colmo fue cuando se detuvo súbitamente en un semáforo en verde para intentar girar a la izquierda… en pleno “eje”. Señora… ¿acaso no sabe que un semáforo en verde significa “písale”? El que iba delante de mí se frenó bruscamente para no pegarle, yo me frené bruscamente para no pegarle, el de atrás se frenó bruscamente y casi me pega, pero los cuatro últimos que iban encarrerados, le pegaron al que quedó atrás de mi… al ver tal escena, me cambié de carríl y no pude evitar gritarle a la vieja: -ehh, pendeja. ¿te llamas Adolfo López Mateos?

Y otra cosa, siempre me he preguntado por qué a los pendejos se les ocurre salir a manejar justo cuando está lloviendo… ¿acaso se ponen de acuerdo?

Bueno, es evidente que los pendejos fueron a la misma escuela y se graduaron con honores, y la escuela fue gratuita, de lo contrario no habría tantos, lo malo es que me persiguen, no se si a ti también te pase, pero por lo menos te puedo asegurar que “estoy rodeada de pendejos”

Lo desesperante del asunto de los pendejos es que se vuelve inevitable depender de lo demás, lo malo es que en esa relación dependiente hay que arrear a las personas para que hagan las cosas como se deben hacer.

Con esto llego a la conclusión que las relaciones dependientes son de pendejos.

Y estos son algunos ejemplos de cosas que me colman el plato… siento como que vuelvo a ser yo… ¿que me pasó en estas últimas semanas? ni idea, ya me siento bien, creo que necesitaba una pequeña dosis de realidad para volver a ver la vida con otros ojos: rojos, vidriosos y entrecerrados.

la rola dice que me siento bien...



Pd. te advertí que no buscaras "almorranas" en imágenes de google. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

El post de las almorranas



Nixon contra las hemorroides... que alguien me explique
Las hemorroides, como tales, son inflamaciones de las venas del recto y ano que salen como consecuencia del esfuerzo para evacuar el intestino, lo cual ocasiona problemas para expulsar los desechos propios del cuerpo. A las hemorroides también se les llama almorranas y como muchas otras cosas, vienen en diferentes tamaños, colores y formas. Las hemorroides son dolorosas, molestas, punzan, arden, pican, incomodan, fastidian, enfadan e irritan. Así como pasa con muchos sucesos diarios que nos colman el plato o nos llenan el buche de piedritas. Y al igual que las hemorroides, estos sucesos diarios que nos fastidian, de no ser atendidos a tiempo, pueden crecer en incomodidad causando problemas para defecar… así es, estos sucesos diarios provocan que la caguemos de vez en cuando.

Me pasa que pequeñas situaciones me llegan a trastornar la vida. Detalles minúsculos se vuelven insoportables y tan molestos como una almorrana: dan comezón, pican y duelen…¿y cómo conozco la sintomatología de las almorranas? Ahhh, pues porque me lo dijo la prima de una amiga.

Hay algunos detalles que para la mayoría de la gente pueden pasar inadvertidos y que para mí constituyen un verdadero malestar, hay gente que cuando conoce los motivos por los cuales me quejo, piensa que estoy loca… creo que están en lo correcto:

Me pasa, que regularmente canto durante el día la canción con la que amarezco. Una vez estaba en Guanajuato con mis cuates, para un cervantino, y a un malhora se le ocurrió despertarnos con una conocida rola de “Los Tucanes de Tijuana”… todo el día me la pasé tarareando. “yosoyunhiiiiijo dela madruga-da da da da da da da da da”


Por más que trataba, no podía quitarme esa rola de la mente, así como cuando trato, pero no puedo desaparecer el malestar interior con el que muchas veces amanezco. Se llama “intranquilidad de conciencia”, dice mi madre.

Total que en mi retorcida mente, siempre debo programarme positivamente para amanecer de buen humor, ya que si la “rola del día” no es la atinada, la gente que me rodea puede sufrir las consecuencias.
Y no soy la única que tiene esta peculiaridad, una vez mi hermano me contó que todos los días amanecía cantando canciones de Rigo Tovar y Chico Ché. Al platicármelo, mientas cantaba “quen pompó,” se mostraba mas intrigado que preocupado, ya que en la mañana no escuchaba música, y cuando ponía música a lo largo del día, ni siquiera consideraba a esos artistas para su play list. Y él aseguraba que en cuanto abría los ojos al despertar, inmediatamente comenzaba a cantar “el sirenito”, o tarareaba “de quen chon.” Y se había descubierto a sí mismo cantando “mi matamoros querido” mientras estaba esperando el cambio de luz en un semáforo. La intriga desapareció el día que se levantó al baño a las 4 y media de la mañana y descubrió que una de las aficiones del vecino es escuchar a Rigo Tovar y Chico Ché a esas indecentes horas.

Lo bueno para mí,  es que durante la temporada que viví en esa casa el vecino no tenía afición por levantarse temprano a escuchar música… ¿lo bueno para mí?, jajaja, lo bueno para el vecino.

Hay canciones que me ponen de genio cuando las escucho y es porque esas rolas me recuerdan ciertas épocas de mi vida que no son agradables, o porque la letra de esas canciones es tan ridícula que me da pena ajena cantarlas… ¿Cuáles son?, ja! estaría loca si te digo cuales, porque al decirte cuales son, el día que te enojes conmigo seguramente irás a llevármelas de serenata para tenerme mentando madres al día siguiente.
A parte de la música, hay otras obsesiones que me trastornan, por ejemplo con la comida. Y es que para mí, el acto de comer es una delicia y un gran placer. (Y nótese que lo escribí con M).

Mis obsesiones con la comida me causaron incomodidad y disgusto desde muy pequeña. Antes de los cinco años manifesté mi desagrado por los pellejitos del jitomate en la sopa, al grado tal de parecerme a Mafalda y aborrecer por completo los fideos, el arroz y todo menjurje que llevara jitomate cocido entre sus ingredientes.

Lo anterior desató peleas diarias entre mi madre y yo, lo cual se hubiera evitado si mi mamá hubiera aprendido a cocinar otro platillo… o si yo me hubiera habituado a comer la sopa con todo y pellejitos de jitomate. Cosa que no sucedió hasta que me fui a vivir sola y no tuve mas remedio que aprender a comer lo que podía comprar en una cocina económica por la módica cantidad de $20 pesos: sopa de pellejitos de jitomate con fideos, caldillo de pellejitos de jitomate con media pieza de una cosa rara con muchos pellejitos de jitomate que parece una albóndiga y sopa de pellejitos de jitomate con arroz.

Cuando era niña, mi mamá se empeñaba en prepararme sanos refrigerios para la hora del recreo: sándwiches de jamón holandés de pierna con queso manchego, jugo de naranja natural (el cual lo hacía a las 5 de la mañana, ya lo he platicado en otro post),  y de postre una “golosina” de frutas secas: pasas, ciruelas o dátiles. Pero cuando llegaba la hora del recreo, el sándwich ya estaba aplastado y el jamón a temperatura ambiente (¿mencioné que el jamón me gusta frío porque esta catalogado en la clasificación de “carnes frías”?), juraba que el queso me sabía a fermentado y que el jugo de naranja era tremendamente ácido. Así que esperaba a que las mamás de mis compañeritos de salón llegaran a la hora del recreo con sus refrigerios recién preparados para intercambiar mi sándwich de jamón por una delicioso bolillo calientito con crema y vinagre, una tostada de frijoles licuados con salsa maga, o unos riquísimos tacos de huevo…esto último actualmente constituye un lujo y deberían ser renombrados “tacos de caviar de pollo”.

Mi mamá en su afán de alimentarme bien, lo que alimentaba era mi “afán” por la comida recién hecha y mi desprecio por la comida almacenada. Mi madre gastó miles de pesos en prepararme refrigerios de calidad para alimentar... a mis compañeros de escuela. Tengo que reconocer que su esfuerzo no fue en vano, lo único que me comía eran las frutas secas, y actualmente tengo una obsesión insana por los dátiles del desierto… de Sonora, porque los originales del Sahara salen muy caros.

Si me gustan los dátiles, es porque me gustan las cosas dulces… ¿a quien no? pero no se te ocurra invitarme un café azucarado. El café se disfruta sin azúcar. No se a qué degenerado se le ocurrió hacer esa malévola combinación. El café debe disfrutarse sin azúcar y sin crema… pero con galletas de chocolate o algún otro bocadillo muy dulce. Gente que me conoce me ha dicho que el café y yo nos parecemos… ¿en lo caliente?, no, en lo amargo. Así que si me invitas un café, solo tienes que agregarle a una taza dos cucharaditas de nescafé, agua hirviendo y listo, no soy tan complicada.

En eso de la complicación, hay cosas que yo solita me complico por situaciones que me incomodan más que una almorrana: Si tu viajas conmigo y yo voy manejando, jamás me pidas que pase al “auto mac”, “al auto donald” , al “auto king” o al “auto burguer”. Odio estar en medio de una persona hambrienta y un altavoz con una pésima transmisión, altavoz que fue diseñado para estar entre de un inepto tomando una orden y un hambriento indeciso…¿razón por la cual lo odio? Tengo disminuida la capacidad auditiva del oído izquierdo y por tu indecisión y mi discapacidad auditiva, quiero que me evites la pena de pelearme con el altoparlante, ya que en vez de oír “promoción: hamburguesa grande y ensalada”, seguramente escucharé: “porno guión: gruesa, grande y bien hinchada”

Eso de la discapacidad auditiva explica muchas cosas con respecto a lo que oigo, ya que una de mis principales dificultades es que no escucho bien, cuando alguien me dice las cosas, generalmente tiene que repetirlo dos veces, y en ocasiones, aún repitiéndolo dos veces, solo llega a mi entendimiento una parte del mensaje: la parte que me conviene.

Por lo anterior a veces me cuesta tomar decisiones y me vuelvo arbitraria porque no vale la pena pedir una opinión, al final decidiré lo que más me acomode, y a veces lo que más me acomoda, es delegar la decisión.
Y hablando de decisiones, no me dejes decidir qué comeremos hoy, dime de qué tienes ganas y eso comeremos. Al final, las únicas cosas que no me gusta comer son plátanos y sopa de habas. De ahí en más, puedo comer cualquier cosa. Así que no me des la responsabilidad de decidir lo que comeremos, o peor aún, decidir a que lugar ir a comer,  odio que me recriminen que la comida no estaba buena, o que el servicio es pésimo o que hubiera sido mejor comer tacos de la esquina que salen mas baratos. Tampoco me pidas que ordene por ti, ya que es seguro que me negaré ante la sugerencia de pagar veinte pesos adicionales para que le agreguen 1200 calorías más a tu combo, no por lo de las calorías, sino que con esos veinte pesos puedo comprar de postre un helado doble.

Son muchas las cosas que me fastidian como si fueran una hemorroide. Esas cosas que me fastidian, las puedo catalogar como “almorranas mentales”, y como son muchas, continuaré mi lista en el próximo post.

la rola de hoy: uo uo uo uo uo uo gimme please a chala...


viernes, 7 de septiembre de 2012

El Karma...



De niña, eso de “El Karma” me sonaba como a película de terror de esas donde tribus de salvajes sacrifican doncellas arrancándoles el corazón en un altar.

Y mis creencias no estaban tan erradas, desde muy pequeña aprendí acerca de Dios, ese malvado vengativo que en caso de portarme mal, me arrojaría a las llamas del infierno para deleitarse con mi sufrimiento. Así que cuando era pequeña, procuraba portarme bien para que “papá Dios” fuera buena onda conmigo y me dejara entrar al cielo con mis alas de angelito para permitirme comer del “banquete divino”.

Hace poco mi hija me dijo con entusiasmo que cuando sea grande quiere ser monja. Sonreí, le acaricié la cabeza, le di un beso y dos palmaditas en la espalda: sé que pronto los pensamientos impuros saldrán de su mente infantil, y cuando eso suceda comenzará a pensar razonablemente y decidirá convertirse en bombero, astronauta o doctora. ¿Volverse monja? esas cosas son del diablo…

Sin embargo, recordé que a su edad yo también quería ser monja y convertirme en santa, olvidarme de que Luis Alberto Andrade Vega existía en mi infantil mundo de tercero de primaria, y ser partícipe de la salvación del mundo volviéndome misionera.

¿Monja misionera yo? Jajaja, ahora en la actualidad solo me queda lo de “misionera”, pero la posición…

Pasaron los años y me di cuenta de la realidad del mundo, bueno, de una pequeña parte de la realidad del mundo: La divinidad no es como la pintan en los templos… literalmente la pintan bonita en murales y cuadros, pero la realidad es otra. El catolicismo que yo aprendí solo imponía una doctrina de pobreza y sufrimiento, y yo veía que los ricos se la pasaban muy bien. Al ver eso, neta que yo no quería ser pobre para vivir en el reino de los cielos. Era claro que a los niños que se portaban mal también les traían regalos los Santos Reyes, y a veces hasta mejores regalos que a los que hacíamos tremendos esfuerzos por portarnos bien. Era evidente la práctica aplicación de axiomas maquiavélicos bien efectivos como “el que no tranza no avanza” o “chíngale que vienen chingando”.

Por lo anterior, comencé a cuestionarme acerca de la veracidad de la doctrina que profesaba. Razonando, le di vueltas al asunto hasta llegar a quedar más confundida que cuando comencé a pensar la relación causa efecto entre:  vida injusta – religiosidad – castigo- arrepentimiento – premio – salvación eterna… vida asquerosamente aburrida.

Tenía 12, casi 13 años cuando hice mi “primera comunión”,  no seas mal pensado, con primera comunión me refiero a Primera Comunión, osea, ese proceso por el cual a uno lo acompaña un padrino para por primera vez a comer “el cuerpo sagrado”  y tomar vino en un recinto privado… ok, me explicaré mejor: la Primera Comunión en la religión católica, la cual indica que nos convertimos oficialmente en caníbales del cuerpo y la sangre de Jesús, previa absolución de nuestros pecados por un wey que puede ser mas pecador que nosotros mismos.

Hablando del proceso de la confesión… uuuuyyy, suena aterrador, sí, suena aterrador cuando uno tiene seis años y a uno lo amenazan con irse al infierno. La verdad es que a mis doce tiernos años también me sonaba aterrador eso de tener que decirle a un viejito cuales son mis pecados, sobre todo porque a mis doce años me sentía sucia y culpable por imaginarme, (no necesariamente con ropa) al lado de Glen Lantz, de la película “pesadilla en la calle del infierno”... de haber sabido a los doce años lo que mi mente cochambrosa sería capaz de pensar a mis 31, me hubiera auto flagelado con un auténtico “flagrum romano” y crucificado en la misma cruz de jesucristo hasta morir desangrada en penitencia por los pensamientos impuros que tendría diecinueve años después, y aún auto flagelándome y autocrucificándome, me hubiera ido al infierno por no alcanzar esa penitencia para pagar mis culpas, ya que a parte de Glen Lantz, en mi mente cochambrosa también fueron protagonistas de mis sueños húmedos: Edward Scissorhands , el Detective Ichabod Crane, el escritor Mort Rainey,  Willy Wonka,  Jack Sparrow, Benjamin Barker, el Sombrerero Loco, y a más recientes fechas Frank Tupelo “El Turista”.

Gracias a Dios, toda mi angustia por el miedo de irme al infierno terminó hace muchos años, el glorioso día en el que mi catequista me explicó que Dios me perdonará solo si al recordar mis pecados en el último minuto de mi efímera existencia muestro auténtico arrepentimiento… y en ese momento comenzó a gestarse en mi interior otro tipo de angustia: ¿Cómo demonios le voy a mostrar arrepentimiento a Dios en el último minuto sin cagarme de risa por todas las cosas que he hecho?

Pasó el tiempo, y por la tercera Ley de Newton, la cuál dice “con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria”, comencé a aprender que, como decía mi abuelito: “en esta vida todo se paga”. Con esta filosofía, de seguir como hasta ahora, y si mis cálculos son correctos, el día que me muera ya tendré pagadas todas mis culpas y por ende el pase directo al cielo. Sin tener que mostrar arrepentimiento, y sin tener que preocuparme por “que Dios me agarre confesada”. Ahora la duda que me queda es: ¿será que el suicidio es castigado con el eterno tormento de satánas por la razón de que un individuo dijo “ya no juego” antes de pagar por sus culpas?

Si el Karma nos aplica a todos, me regocija pensar que todos aquellos inútiles que me dejaron plantada, vestida y alborotada, que me prometieron el sol la luna y las estrellas y que a cambio me dieron puro camote, por acción del Karma, ¡¡en un futuro los dejarán plantados, vestidos y alborotados, les prometerán el sol, la luna y las estrellas y les darán puro camote!!…momento, si me dejaron plantada, vestida y alborotada y me prometieron la luna y las estrellas y a cambio me dieron puro camote, es porque antes yo había dejado plantado a un pobre infeliz, vestido y alborotado, y le dí… no, no le dí nada, eso del camote es en sentido figurado.



La verdad es que quiero creer que poco tiene que ver el karma con lo que me ha pasado en estos últimos años, digamos, que todo lo desagradable que ya viví fueron males necesarios para llegar a ser lo que soy ahora.

Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, así que tuve que experimentar muchas cosas para aprender, y otras cosas no las he experimentado, y por lo tanto no he aprendido, así que sorry, la seguiré cagando.

Y si yo participé en el proceso de aprendizaje de otro pobre infeliz al hacerle la vida miserable, pues es parte del mismo Karma, fui un mal necesario en su vida, así como Judas fue un mal necesario en la vida de Jesús… y ahora que lo pienso: ¿Qué habrá hecho el pobre Jesús para que literalmente lo flagelaran con un auténtico “flagrum romano” y después lo crucificaran…acaso él también tenía pensamientos impuros con Johny Deep?

Hoy es Viernes y apenas publico, me ha costado escribir en estas últimas semanas, ¿se nota?, y es que la cosa ya se me está poniendo muy dura… me refiero a que estoy complicando demasiado las situaciones en mi vida… (otra vez las fucking expectativas de shit) y por más que trato de serenarme, siento como que algo me falta para estar tranquila.

Eso que me falta para estar tranquila seguramente es el octavo paso de Alcohólicos Anónimos, que dice que tengo que reparar el mal que le ocasioné a otras personas con mis acciones… ¿Qué cómo sé cuál es el octavo paso de doble A?, es que me lo dijo el primo de un amigo, el de las almorranas, y eso es tema para otro post: lo de las almorranas, no lo del octavo paso de AA. 

la rola de hoy... la rola de hoy me recuerda a alguien...je je je.





jueves, 30 de agosto de 2012

You can´t always get what you want...


No siempre puedes obtener lo que quieres… pero si tratas algunas veces obtienes lo que necesitas.

 
Sí, ya sé que le pirateé la frase a Mick Jagger, y estas dos últimas semanas estuve pensando (sí, estuve dos semanas pensando, por increíble que parezca), en las cosas que he querido y no he podido tener, y en lo que he obtenido a cambio.

 
Tuve experiencias gratas y sorprendentes. Pasé por situaciones que nunca fueron perfectas y me incomodaron en algún momento. Sin embargo obtuve muy buenas cosas de esas experiencias. Y algo que me quedó claro es que ante las carencias debo improvisar, hay algunos sucesos ya las platiqué en posts anteriores:

 
Siempre quise que el chico “circuito exterior” fuera mi novio, sin embargo me quedé con su clon pirata región 4. Estuve con el clon por muchos años y en mi resignación aprendí que un hombre puede ser menso y lindo al mismo tiempo, más menso que lindo, pero lindo a final de cuentas. Espero que por su bien se le haya quitado lo menso, y si no se le quitó, pues que por lo menos siga conservando lo lindo.

 

Quise ser libre y vivir fuera del yugo de mis padres, y la situación se tornó caótica y sumamente depresiva, sin embargo, algo que puedo rescatar del asunto es que aprendí muchas cosas que trae consigo el “volverse independiente”, no estoy hablando de la responsabilidad y la supervivencia, no, eso aún estoy tratando de aprenderlo. Yo me refiero a que aprendí cosas que en casa de mis papás no hacía porque mi mamá siempre lo hizo todo por mi: prender el calentador, lavar la ropa, lavar los trastes, limpiar la casa, cambiar focos fundidos, planchar (la ropa, lo otro ya lo sabía) y hacer de comer.

 

Quiero mucho, mucho, mucho, mucho a Goyo, lo tuve un corto tiempo, luego su dueño pasó por él, después me lo “volvió a prestar”, y un día finalmente su dueño llegó a mi casa, tuvimos un cotorreo, me puso peda y se lo llevó. No tengo nada en contra de que haya llegado a mi casa, ni que hayamos cotorreado un rato, y mucho menos me molesta que me haya puesto peda, lo único que me dolió fue que se llevó a Goyo y ya no me volvió a hablar. Así es: antes le mandaba mensajes a Goyo, y me contestaba guau guau guau, ahora ya ni me contesta los mensajes, supongo que su dueño le cortó las uñas o de plano le castigó el nextel.

 

Que Goyo se haya ido dejó un espacio vacío en mi corazón y en mi patio. Sin embargo, de no haberse ido Goyo, ese espacio no hubiera podido ser llenado con mi nuevo amorsh: Ruperto Delgado. Así es, mi amorcito Rupertito, a quien llamo “Tito” de cariño, y ha pasado a ser parte de la familia, porque tengo a mi Hija Emmy y a mi Hijo tito.

 

Gracias a Mi La Re Sol, ahora tengo a Tito en mi vida.

 

Hablando de hijos,  yo juraba que nunca de los nuncas, jamás de los jamases me iba a embarazar y resulta que aunque yo estaba tomando pastillas anticonceptivas, mi hija vino al mundo como por obra del mismísimo Jesús. Sí: del mismísimo Jesuspisto, que así es como apodan a La Vaca.

 

Jesuspisto “La Vaca” Paez y Aöede “Memé” Paez.

 

Tener una hija me ha dejado muchas satisfacciones, y me ha enseñado muchas cosas. Nunca pensé en llegar a querer a alguien con todo mi corazón, lo que siento por ella es la prueba de que en algún oscuro rincón de mi ser existe un corazoncito capaz de amar, por insólito que parezca. Bueno, hay quienes me dicen que resignadamente lo más conveniente es amarla, porque es más fácil que regresarla por donde vino.

 

Hace algunos meses pelee con uñas y dientes por una vacante, corrijo, por una jugosa vacante en el área de capacitación de una re-conocida firma de outsourcing de  administración de personal. De haber conseguido ese puesto habría salido de pobre en menos de un año. Me desinflé como globo cuando me avisaron que después de numerosas pruebas psicométricas, (las cuales determinaron que no estoy loca), y después de varias entrevistas con los tres individuos que serían mis jefes, no quedé seleccionada. Pero me desinflé todavía más cuando descubrí que habían escogido para el puesto a… la más nalgona. Todo el malestar desapareció cuando supe que tanto a la nalgona como al despacho los desaparecieron del mapa en menos de un mes… así es, todo era una estrategia de mercado para que fueran contratados por una conocida compañía que se vino a manufacturar al puerto interior, y como el outsourcing no fue seleccionado como proveedor de confianza, pues tuvieron que mandar a la burguer a todo el personal recién contratado, incluyendo a la nalgona. En este punto, agradecí no haberme movido de mi “mediocre” puesto de Inhumana Jefa de Recursos, o Jefa de Recursos Inhumanos que pa´l caso es lo mismo.

 

La frustración es parte del proceso normal de crecimiento y aprendizaje. Si nunca has sentido frustración te explicaré que se siente como un hueco en el estómago que carcome el alma y crea un vacío. Con esta explicación podría decir que la frustración es la gastritis del alma. Éste dolor que deja la frustración,  solo puede ser aliviado tomando venganza o tomando alcohol… con esta explicación, podría decir que el alcohol es el melox del alma.

 

Sin embargo, en el proceso normal de convertirse en un adulto, ese sentimiento de frustración que se siente como fracaso, infortunio, pérdida o desgracia,(lo cual no es nada agradable), se maneja de una forma madura para llegar a convertirlo en una motivación que impulse al logro de una meta, que puede ser superar la razón del evento frustrante.

 

Cuando yo todavía no llegaba al proceso adulto de maduración, hacía  berrinche. Bueno, la verdad es que todavía no llego al proceso adulto de maduración, y no me importa. Pero como ya no hago berrniche llorando y pataleando, solamente me resigno, y con esta explicación podría decir que la resignación es el Genoprazol del alma.

 

¿Tengo lo que necesito? Podría decir que sí. Creo en este momento que todo lo que tengo, lo tengo bien merecido, tanto lo bueno como lo no tan bueno,  pero también sé que podría tener más cosas buenas si tan solo me esforzara un poco más.

 

Pero como eso del esfuerzo últimamente no se me da, pues no me queda de otra más que sentirme tranquila y satisfecha. Ver a los demás me ha abierto los ojos para valorar lo que tengo y no hay motivos suficientes para quejarme.

 

¿Satisfacción o resignación? He pensado también que me siento agradecida por muchas cosas porque no me queda de otra… pero como dice mi compadre Maleno: “podría ser peor”: ¿que me pongo muy intensa? Podría ponerme mas intensa. ¿Qué estoy muy gorda? Podría estar más gorda. ¿Qué estoy borracha? Podría estar más borracha…

 

Así es, éstas dos últimas semanas estuve pensando, pero porque no me queda de otra: cuando no tengo lo que quiero filosóficamente reflexiono que a final de cuentas tengo lo que necesito… a ese proceso se le llama vil y cruel resignación.

 
 
la rola de hoy???  ps siiiiiiiiiii
 
 
 

 

 

jueves, 16 de agosto de 2012

La flojera del regreso...a clases.


Mi chaparrita entrará a 3er grado de primaria, bueno, eso de chaparrita es en sentido figurado, pues a sus siete años, de su salón de clases es la mas pequeña en edad y la mas grande en estatura.

Manifiesta que está nerviosa por el hecho de avanzar de segundo a tercero. Y aunque traté de consolarla, yo en su lugar estaría hecha un manojo de nervios: Grado nuevo, la más alta del salón y con los dientes chuecos.

Empezar la escuela después de unas largas, jugosas y gloriosas vacaciones me sabe mal,  y eso que no soy yo la que entra a la escuela. Es como la depresión de un domingo en la tarde, y más cuando sabes que ese domingo marca el final de las vacaciones de verano.

Ésta debe ser la única hora del día en la que uno comprende por qué el país no avanza más rápido  -Mafalda.



Rutina: suena el despertador a las 5:30 de la mañana, y lo dejo en snooze, para que suene 10 minutos después, diez minutos que me saben a gloria. Vuelve a sonar e invoco a los espíritus del universo para juntar fuerzas y despegarme de la tibieza de la almohada. Una vez que por fin logré despegarme de las suaves sábanas de mi cama calientita, volteo a ver a mi hija, quien parece una bella durmiente, pero una bella durmiente que abarca media cama porque está toda desparpajada, descobijada, con los pies en la cabecera y con la cabeza al pie de la cama… Dios! ¿Como le hace para darse la vuelta mientras duerme? Como sea, me despego de la cama mientras tiento el suelo frío y busco mis chanclas… prometo que este fin de semana compraré un tapete para no pisar el suelo. Esa es la promesa que me he hecho todos los días durante el último año y no he comprado nada. Así que ahí estoy, tocando el suelo frío esperando encontrar mis chanclas para no ir descalza al baño.


Llego al baño y “se hace la luz” al tocar el apagador… me duelen los ojos, los entrecierro y no me puedo explicar por qué siempre al levantarme y encender la luz los ojos me duelen, es como si ellos también estuvieran dormidos y tuvieran que despertar repentinamente.

Me siento en la taza del baño y escucho como si corriera un riachuelo entre un bosque en medio de la soledad del silencio… y es que el “chorrito” resuena con eco por toda la casa. Termino de “hacer pipí” y me quedo quieta, no sé cuantos segundos o cuantos minutos, pero permanezco quieta, como si no pudiera arrancar, como si no “diera marcha”, me rasco la cabeza, me quito las lagañas y arranco un pedazo de papel higiénico… bostezo, estiro los brazos, me quedo quieta otra vez. Me vuelvo a rascar la cabeza y un segundo de lucidez acude a mí para decirme: - hey, tu aquí y no se está haciendo mas temprano.




Me incorporo, suspiro, deseo que fuera sábado y no lunes para regresarme a mi cama, acomodarme, cerrar los ojos y dormir hasta las 8 y media de la mañana… pero no, no es sábado, es lunes y todavía tengo que bañarme para poder despertar. Bajo y abro la puerta del patio, prendo el calentador y el fresco de la mañana me estremece, desearía estar acostada. Comprendo que tengo que esperar 15 minutos para que el agua alcance una temperatura civilizada y así poder bañarnos. Subo rápidamente las escaleras rumbo a mi habitación, en ese momento casi se me quita el sueño, pero ante la tentación de  acostarme otros quince minutos y sentirme reina, ama y señora de mi cama, prefiero acostarme, abrazar a mi chaparrita esos quince minutos que para ese momento ya se hicieron diez, y cerrar los ojos.

Al acostarme, prendo la tele. Para “no dormirme”,  divago escuchando entre los últimos desvaríos de Peña Nieto, los encobijados que encontraron en Tepizcoloyo y los chorrocientos mil comerciales que pasan a esa hora, la cual, aseguro, no es la más vista de la televisión nacional, sino la mas resignadamente escuchada en un estado de inconciencia… perfecto para atacarnos con mensajes subliminales. En eso pienso mientras cierro los ojos y me sumerjo en un episodio de tranquilidad, dulce y apacible, para que el despertador suene otra vez en lo que a mi me pareció un simple parpadeo y tener que levantarme… Seis de la mañana… Dios!, que tarde es. Me levanto impulsada por la tardísima hora que es, muevo a mi hija, la muevo otra vez, no despierta, bajo corriendo al refri para prepararle su Leche con chocolate para poder despertarla… 

hasta las glamourosas no lo son tanto cuando se levantan recién
#$$&%%$# sea!! Se me olvidó comprar el chocolate…  me enfundo una chamarra, y así con todo y chanclas, greñas sin alisar y baba escurrida. me salgo para rogarle al cielo que Juanis tenga la tienda abierta para comprar un sobrecito de pancho pantera. Abro la puerta, me asomo y veo de reojo la luz de la tienda que se filtra, perfecto, ya abrió… me limpio las babas y las lagañas en un reflejo rápido, me aliso las greñas y las escondo bajo la capucha de la chamarra, no vaya a ser que me encuentre al amor de mi vida camino a la tienda y no puedo permitirme que me vea en semejantes fachas. 



Regreso a la casa y como un rayo preparo la leche con chocolate, galletas con mermelada y subo para rogarle a mi hija que se despierte. Cuando llego ya está despierta y esperando por su leche…. ¿hija, ya fuiste al baño?, - ay mamá, estaba esperando mi leche. La apuro a tomársela mientras le preparo la ropa interior, uniforme, calcetas y zapatos, y abro la regadera para que comience a salir el agua caliente. “que no se me olvide apagar el calentador”, pienso para mis adentros mientras coloco tres toallas en el toallero y cierro la ventana del baño. Después de rogarle a mi hija que se bañe, y de convencerla de que le saldrá lepra si no se baña, la meto a la regadera mientras escucho que me reclama por la temperatura del agua, está muy caliente, luego está muy fría. Le lavo el pelo y me salpico toda tratando de enjabonarla y luego enjuagarla. Lo bueno es que ya se viste sola, así que cuando es mi turno de bañarme ella se pone el uniforme, mientras le grito que no olvide ponerse crema antes de vestirse, sugerencia la cual regularmente ignora.

Me visto rápidamente, prendo la secadora.. ¡madre mía! Las casi siete de la mañana, no me secaré el pelo, ya no alcanzo. Peino a mi nena y me peleo con ella porque no se decide entre el broche rojo o el azul, o entre irse peinada o ponerse diadema de moño. Hazle como quieras, pero dime ¿tienes tu mochila lista?... mamá no encuentro el otro zapato… mamá, ¿has visto mi cepillo de dientes?... mamá, la alarma de tu celular está sonando…

Quince para las siete y todavía no estamos listas. Que no se me olvide apagar el calentador, pienso. Hay que darle de comer a Flicka, Goyo, Tito o el perro en turno, ponerle agua y hacer malabares para que no se vaya a salir cuando abra la puerta.

Reviso la mochila de mi hija, salgo a prender el coche y mientras pongo en la tarja los trastes sucios me aseguro de cerrar con llave la puerta de la cocina. Salgo mientras engaño al perro aventándole un juguete al patio, apago la luz y giro la llave, la vuelvo a girar, hago malabares para que no se salga el perro, entro a la casa, quito la llave de la puerta de la cocina y cierro el gas para apagar el calentador.

Las siete, ya no tengo tiempo de maquillarme, lo haré en el semáforo de la Fray Daniel Mireles y Francisco Villa, el cual siempre me toca en rojo. Llego con Doña Chabela por el jugo de naranja de todos los días. Dejo a la niña en la puerta de la escuela y son las siete y veinticinco. Me peleo para dar la vuelta en U en la calle alfalfa, en medio de todas las señoras que como yo, también dejan a sus hijos en la puerta de la escuela y no se mueven hasta que los persignaron, les dieron la bendición del cielo y los siguieron con la mirada hasta ver que entraron al salón.


Que mi hija estuviera de vacaciones significó vacaciones para mi. Tener una hora mas de sueño fue fenomenal, y ahora que entra a la escuela retomaré mi rutina de locura por la mañana.

Pienso que yo ya pasé por todo lo anterior, mi mamá también me levantaba temprano, me daba mi leche con chocolate, y para despertarme me ponía las calcetas mientras yo me hacía la dormida. Creo que todos pasamos por esa etapa de carreras matutinas para llegar a la escuela. Yo me pregunto si llegará el día en el que ame levantarme temprano, el día en el que me levante como impulsada por un resorte al ver la luz de la mañana, el día en el que no maldiga el despertador, el día en el que me guste madrugar para ir a hacer ejercicio… No sé cuando llegará ese día o si ese día llegará, pero mientras llega, seguiré resignándome a ser extraída de los tibios brazos de morfeo cada miserable mañana.

La rola de hoy... despiertenme con ésta a todo volumen, me cae que sí me paro...

jueves, 9 de agosto de 2012

Cuando me agarra la locura… y me pongo bien intensa.


Paciente femenina de 22 años de edad, la cual niega HAS, DM y alergias. Refiere presencia de contractura de ambas ex. sup. y parestesias en rostro con sensación de desviación facial. A su ingreso consciente, tranquila, orientada, neurológicamente sin datos de focalización o lateralización. Dx. Trastorno de ansiedad…

Bueno, suena delicado, pero la ventaja de esto es que la contractura me duró solo veinticuatro horas, y como me veía tan grave que hasta asustaba, me dieron 7 días de incapacidad… los cuales disfruté en la rica playa.

Ahora ya no me dan contracturas, solo gastritis, y lo malo es que por gastritis no dan incapacidad en el IMSS.

Todo se remonta a mi niñez, mi niñez fue muy normal, todo funcionaba perfectamente. Fui la primer hija de un matrimonio sano y mis papás no se casaron por culpa mía, de hecho se casaron por Urgencia,  podría decir que Urgencia es el nombre de mi hermana mayor, pero no, no tengo hermanos mayores, y la urgencia se debió a que mi mamá se casó sobrellevando un grave padecimiento que podía poner en riesgo su salud: era virgen.

Ante éste hecho, ahora entiendo por qué mi mamá siempre esperó que yo me guardara para el matrimonio, lo que ella no comprende es que aún me estoy guardando para el matrimonio, porque cada vez que escucho esa palabra corro a esconderme.

Como mi niñez era muy normal y mi familia me amaba con todo el corazón, inconscientemente busque complicarme la existencia desde una edad muy temprana. Todavía no cumplía el año de edad y ya me arrancaba los pelos de la cabeza dándome tremendos jalones a las únicas tres greñas que tenía. Desde muy pequeña ya no dejé que mi mamá me amamantara y tampoco quería tomar biberón, así que yo todavía no cumplía un año y mi mamá tenía que darme la leche en vaso. Con esto, de acuerdo a la teoría de la etapa oral de Sigmund Freud queda demostrado que sobrellevé esta etapa: yo no soy mamona por trauma… lo soy por el puro gusto de estar chingando.


 De acuerdo a Sigmund Freud después de la etapa oral hay otras tres etapas: la anal, la fálica y la genital. Me brincaré esa parte porque la explicación que les brinde podría ocasionar la clausura de este blog.

Mis traumas, sembrados por mí misma para sobrellevar lo exageradamente normal de mi infancia, fueron alimentados con diferentes sucesos y por los traumas de la gente que me rodea, para fructificar ‘exitosamente’ en insanas obsesiones que se ven reflejadas con actitudes muy intensas:

Corría el verano del año de 1986… y en el estadio León se disputaría un importante partido, mi hermano, de entonces solo tres años de edad, en su infantil ignorancia no tenía ni idea de lo que significaba ir al estadio y gritar Goooooool. La verdad yo tampoco tenía idea de lo que significaba eso,  es más, no tenía ni idea de quién iba a jugar,  y tampoco había estado alguna vez en un partido de fut bol, bueno, solo en los que organizaban los vecinos en la calle. Pero el solo hecho de ver el trajín que se cargaban mis tíos y mi papá con el afán de ir al estadio, me indicaba que se avecinaba algo importante, algo demasiado importante como para atraer a mi papá al estadio; a mi papá quien nunca se preocupaba por ver el fut bol, y mucho menos por ir al estadio. Ante este inusual suceso yo estaba más que emocionada y a la expectativa, brincaba de gusto y me descomponía de agitación. Con lo que yo no contaba era con que no sería requerida. Así que cuando llegué a la puerta con rollo de papel y matraca en mano, mi papá al verme como una intrusa no planeada, decidió mandarme por las llaves al cuarto de mis tíos, el cual quedaba hasta el fondo de la casa. Busque rápidamente y no encontré las llaves. Para cuando llegué a la puerta, mi papá y mis tíos ya se habían ido, y lo que era peor: inconcebiblemente prefirieron llevarse al estadio al latoso de mi hermano máquina de popó.

Al darme cuenta de que mi Papá me dijo diplomáticamente que fuera a ver si “ya puso la marrana”, me desinflé como se desinfla un soufflé recién salido del horno, y lloré como dos días, bueno, a mi me pareció que fueron dos días, pero aunque mis tías corrieron a romper sus alcancías para comprarme dulces y chocolates que me consolaran, mis berridos era tales que tuvieron que advertirme que de seguir llorando,  mis ojos podrían saltar de las cuencas oculares. Lo anterior me pareció francamente aterrador, así que cesé el llanto.

Después comprendí que para mi papá hubiera sido muy difícil tener que lidiar con una niña en el estadio, tan solo por el hecho de tener que acompañarme a hacer pipí o de llevarme cargada de regreso a la casa.

Trauma: muchos años mas tarde, cuando alguien me aplicó la misma y fui engañada para quedarme sola en casa,  al darme cuenta de la situación y de que la Vaca me quería ver la cara de buey,  armé tal argüende que el susodicho terminó en una patrulla, en calzones, sin zapatos y todas sus pertenencias esperando en la esquina por el camión de la basura. De hecho las pertenencias no llegaron al camión de la basura, porque los vecinos, cual zopilotes hambrientos, rapiñaron todo lo que saqué, incluyendo sus calcetines sucios.

El trauma de levantarme temprano: un sábado cualquiera del año 1997, seis cuarenta y cinco de la mañana mi mamá empuja la puerta de mi cuarto y me pregunta a qué hora me voy a levantar. Abro los ojos y con mirada de pistola la asesino en mi imaginación. Contesto amablemente que en quince minutos estaré en la cocina. Me paro de la cama y lo primero que hago es desquitar mi odio aventando un zapato contra la pared  hacia mi recién adquirido póster de Ricky Martin. En ese entonces yo tenía buena puntería y dotes de vidente, porque aseguraba que Ricky Martin era jotillo. Me hice de ese póster robándoselo a alguien con el único afán de pegarlo en mi cuarto para aventarle zapatos y desquitar mis frustraciones. Lo mismo pasaba los domingos que tenía que levantarme temprano para ir a misa de 7 de la mañana. Esta escena se repitió tres años más, cada sábado y domingo. Según mis papás, “al que madruga Dios le ayuda”, pero según mi teoría: “no por mucho madrugar amanece mas temprano”. Aunque me levante más temprano, el día seguirá teniendo las mismas horas, y yo seguiré experimentando la misma flojera de fin de semana. Además dormir hasta tarde es riquísimo. Trauma: SIEMPRE hago planes para levantarme tarde sábado y domingo, organizo mi tiempo y me vuelvo loca el viernes o el sábado en la tarde para poder dormirme otro rato en la mañana de sábado o domingo, esos días, que no trabajo, me encanta aprovecharlos al máximo… levantándome tarde, y cuando estoy acompañada de mi chico, despertarse temprano para levantarse tarde es fenomenal.

Extensión del trauma: como para mí es riquísimo quedarme acostada un rato por la mañana, y es todavía más rico cuando no amanezco sola, la vaca, con el afán de hacerme enfurecer, hacía planes para las mañanas de los fines de semana, en los cuales NO me incluía, lo anterior desató muchas peleas y discusiones. En ese entonces  terminé por mandarlo a la chingada, por cuarta vez.

1999, no se que día, de no se qué mes, mi papá dejó de hablarme. No sé que pasó, no sé que le dijeron de mí, no sé de qué se enteró. Pero ni mi mamá ni mi papá hablaron conmigo acerca de lo que les molestaba, simplemente dejaron de hablarme y ya. Su costumbre de mandarme diplomáticamente a la chingada, haciendo berrinche y dejándome de hablar cuando yo no hacía lo que ellos esperaban de mí, era clásica. (… ¿era?).

Total que mi Papá y yo dejamos de hablarnos por varios años, inclusive no contestaba mis llamadas, ni mis correos, ni las cartitas de amor que le dejaba por debajo de la puerta. Lo anterior me enfurecía, y en lugar de correr a partirle la madre de tan enojada que estaba, solía encerrarme en mi cuarto a ahogarme en llanto mientras escuchaba a Pink Floyd. (…¿solía?)

Nunca supe a qué se debía el enojo de mi papá, pero supongo que fue porque como yo ya estaba cansada de tener que pedir permiso para salir, porque sabía que me iba a decir que no, aplicaba la de “mas vale pedir perdón, que pedir permiso”. (…¿aplicaba?).

Pues como dejó de hablarme,  yo lloré desconsoladamente tres fines de semana seguidos. Y es que tenía como regla general no llorar entre semana, porque se me hinchan mucho los ojos y al verme los ojos tremendamente hinchados, en la escuela y el trabajo sospecharían acerca de mi salud mental. Por el motivo anterior dividí el duelo en tres fines de semana. Llegaba el viernes por la noche y me la pasaba llorando hasta el domingo a medio día, y por la tarde cerraba el duelo del fin de semana escuchando “Teardrop” de Massive Attack. El domingo por la tarde ya actuaba normal… ja! “dividir el duelo” solo a un loco se le ocurre semejante cosa.. Dios Mio!!, estaba loca (…¿estaba?).


Dos años de psicoterapia me enseñaron (me obligaron) a dejar de querer influenciar la vida de quienes me rodean para que hagan, sientan y piensen lo que de acuerdo a mis parámetros es lo correcto. Esto no quiere decir que haya sido una manipuladora y controladora sicótica, no, por supuesto que no, yo era algo peor que eso: el gran problema era que mi actitud “pasivo-agresiva”, me convertía en una demente suicida bipolar psicópata depresiva porque me ponía a llorar cuando no era tomada en cuenta (…¿me ponía?).


 
A la fecha aún hay sucesos que me quiebran, cuando veo que hay indicios que me advierten que podrían  repetirse las situaciones desagradables que viví en el pasado, y mientras me arranco las tres greñas que me quedan en la cabeza pienso –“no, por favor no, otra vez ya no”. Por eso demuestro actitudes incongruentes: me carcajeo de angustia, lloro desconsoladamente de alegría, me relajo cuando estoy nerviosa, digo chistes cuando estoy muy triste, huyo cuando me quiero acercar a alguien, me burlo de los que me caen bien, bailo de impotencia, tiemblo de emoción. Por lo anterior es difícil que alguien pueda reconocer mis estados anímicos. Lo cual complica enormemente mi existencia, pero más la de quienes me rodean.

Afortunadamente eso ya no me pasa, bueno, ya no me pasa tan seguido, aunque aún estoy trabajando sobre ciertos aspectos de mi actitud que poco a poco estoy aprendiendo a controlar, como por ejemplo, insistir hasta dejar perder 31 llamadas en el celular. Ahora solo marco dos veces como la gente normal y si no me contestan olvido el asunto y me voy a llorar a mi cuarto mientras escucho Pink Floyd… es broma, jajaja, ya no escucho a Pink Floyd para llorar... ahora escucho a Coldplay.

 Por aguantarme todo lo anterior quiero darle las gracias a la gente que me rodea y que me ha entendido en este difícil proceso de aprendizaje. Gracias por su paciencia y su buena disposición, gracias especialmente a Maps.

La rola de hoy me hace llorar, no se si de felicidad o de tristeza, ni siquiera puedo identificar la emoción, significa tantas cosas...