jueves, 10 de noviembre de 2011

uy mañana once del once del once

Once del once del once, solo pasa una vez cada 100 años… pero no hay pedo, el próximo año será el doce del doce del doce, y en el día de la virgen de Guadalupe… de veritas se irá a acabar el mundo???

Que lástima que no exista el trece del trece del trece, me cagaría de risa: eso sería la locura para la gente supersticiosa, y sería fatal que de existir cayera en martes.

Dicen que el próximo año se acaba el mundo, y eso porque según lo dice el calendario maya; lo que no saben es que el wey que hizo el calendario calculó mal las dimensiones y solo le alcanzó hasta el 2012.

Si el mundo se acaba el próximo año, me arrepentiré sinceramente por haber pasado mas tiempo en la escuela y menos rato en el Gato Negro; por pagar colegiatura de una maestría a la que no le voy a sacar provecho en lugar de tomar clases de cocina italiana y repostería francesa; por haber hecho corajes en el trabajo en vez de estar en la playa disfrutando de camarones envaraasados con micheladas, por haberme comprado una casa y no  gastarme esa lana en viajar, y por supuesto estaré por sobre todas las cosas muy, pero muy arrepentida de haber pagado impuestos.
  
Desde que tengo uso de razón el mundo se esta acabando, diferentes profetas han predicho el día del juicio final, y … bueno, estoy aquí escribiendo esto y el mundo sigue rodando, y… a que nadie predijo el advenimiento del Peje, el “tsurimi” en Indonesia, el atentado a las torres gemelas, …  ah! pero eso si: después de que sucedió, todo mundo veía símbolos misteriosos del suceso irremediable, como las torres ardiendo cuando le haces un doblez a un billete de 20 dólares, y números cabalísticos que no mienten, porque si sumas 365 días que tiene el año, mas 9 meses en el vientre de la madre, menos 4 segundos que dura un orgasmo, y le restas trescientos cincuenta y nueve = once, no falla!!!, además, escoge una foto de las torres siniestradas, y si ves entre el humo ahí podrás ver que detrás del nueve once está… Kyle Broflovski!!!


El profeta Nostradamus se ha de estar revolcando de la risa: se puso bien pacheco para escribir poemas y miles de personas creyeron que eran predicciones. Todo es relativo, pedimos señales, buscamos señales, y las “señales“ siempre han estado ahí, pero la gente va a que le lean las cartas, la mano, el café, los caracoles, el cigarro (nomás faltan que lean también el pañuelo kleenex después de sonarse la nariz); y en la feria, de los stands mas solicitados está el de El Brujo Mayor, ese brujo ha de ser muy bueno: se desdobla!!!!, al mismo tiempo aparece en la Feria de León, hace presentaciones para el programa matutino del canal de las estrellas y contesta llamadas de su hot-line astrológica.
  
No se a como cobre la consulta,  pero cualquier precio será demasiado para predecirle a la gente que de no mejorar su estilo de vida morirá pronto, que por ahora tiene problemas de dinero y en el futuro podrán solucionarse, que alguna persona cercana falleció hace un tiempo y que actualmente está pasando por algunas dificultades. (te aplica a ti?? A mi también).

Debería aplicarse a predecir cosas más trascendentes, como a Paulette debajo de la cama, la ubicación del Chapo Guzmán y sobre todo donde olvidaré el celular.

Según sé, a parte cobra los amuletos, inciensos, herraduras, tréboles, patas de conejo y esos chunches que son dizque para atraer la buena fortuna. Luego parece que también recomienda rezar para solicitar la intercesión de los arcángeles Gabriel, Rafael, Samuel, Manuel, Daniel, Ezequiel, Juliel y todos los que terminen en él (sin albur), así que imagino que los arcángeles han de estar que se vuelven locos con tantas peticiones por cumplir.
                                                                                                                        
¿Que le pasa a la gente que se aferra a fechas, números “mágicos”, y fetiches religiosos? Una cosa es tener los rosarios, escapularios y medallitas bendecidas y otra cosa es querer que los santos y vírgenes se aparezcan por todos lados.

No crean que tengo algo en contra de la religión, me considero católica, apostólica y romana, aunque a veces parezca más que soy caótica, apoteósica y re-mona. Guardé con mucho cariño una cruz de plata que me trajo mi mamá del Vaticano, un rosario de  Virgencita Cuidame Plis, que me regaló mi hija cuando fuimos a San Juan de los Lagos y un crucifijo de oro que me heredó mi bisabuela antes de fallecer, todo lo tengo entre moneditas, pulseritas, medallitas y escapularios en una cajita que (demonios!!!) dejé en una casa de la calle Fray Diego Ruiz  del fraccionamiento Santo Domingo. Lo único que conservo actualmente es el rosario y aunque lo duden lo uso para rezar.
   
Algunas veces las personas nos aferramos a los símbolos y a cosas en que creer. Pero hay quienes exageran: la señora Bertha (mi maestra de velas y bordado), veía a la virgen hasta en la sopa, y tan era así que guardó un corte diagonal de un fémur de res que le salió en el caldo porque tenía un cierto parecido con la Virgen de la Luz, días después me enseñó el plato de su microondas porque ahí se le había aparecido la Virgen de Guadalupe (y fui corriendo a mi microondas a escudriñar el plato  para ver si era cierto, y siii,  a ver chécate el tuyo) y luego que vendrá? La virgen de la tortilla??,  el sagrado corazón del poste de teléfono??? el Cristo del pan tostado???   Bueno, eso es tema para otro día.

Ya me voy que tengo que ir a cortar una vara de manzano, conseguir una moneda de 1000 pesos de Sor Juana Inés de la Cruz,  comprar incienso y una vela de los siete machos, porque aprovechando que mañana será once del once del once voy a hacer un embrujo para sacarme la lotería.

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