jueves, 23 de febrero de 2012

Febrero Loco?

Último post de Febrero, escrito entre frío que no hizo en Enero, días grises, días húmedos: días holgazanes. En el penúltimo Domingo del segundo mes del año, ¿mis planes? Lavar el coche, podar el pasto, hacer el súper e ir a misa…nah, esa ni yo me la creí.
La locura de febrero me llegó el domingo: estaba en el “gualmar” comprando despensa para la semana, eran las 3 de la tarde y yo moría de hambre, a pesar de haber desayunado a las 11 am. Plis, no me critiquen: Domingo, me levanto tarde, y que? =P.

Para calmar a la tripa gruñona y a la lombriz latosa, decidí comprar sushi: algo rápido, sencillo y sabroso, que en lenguaje culinario es el equivalente a “bueno, bonito y barato”. Y pues como que a medio gualmar se le ocurrió comprar lo mismo, porque el exhibidor de sushi estaba vacío, y los dependientes de “pescados y mariscos” no habían preparado mas charolas de makis porque estaban supermegaultraocupadísmos atendiendo a una fila de 50 personas.

Yo estaba desesperada, y ni siquiera volteaban a verme. En ese momento estaba mas que decidida a escribir en la libreta de sugerencias del súper: “tener cuidado con el trato a la clientela entre las 14 y 16 horas, ya que las personas hambrientas y con prisa somos capaces de transformarnos en un ser infrahumano desquiciado que en cualquier momento hará ka-boom”

Pues total que había 50 personas antes de mi que estaban esperando ser atendidas para el pesaje de sus bolsas plásticas repletas de… ¿pescado?, ¡pero si nunca hay gente formada para el pescado!, ¿acaso esta en oferta?. Pues miré los precios y los ví mas elevados que de costumbre… no me había percatado que esta semana inicia la cuaresma, y es que como no tiene fecha exacta, pues me saca de onda. Me refiero a que la cuaresma no es como la navidad que cada año cae el 25 de Diciembre, llueva, truene o relampaguee, o como el día de mi cumpleaños que cada año es el 16 de Junio (se los digo para que manden regalos, ehhh).

La cuaresma con su respectiva semana santa cambia cada año… ¿te has preguntado como lo determinan? Pues con el “Computus” (ay caray, con esa palabra podría decir muchas simplezas, pero mejor me pongo seria por un rato. Pues el “Conjotus” es un cálculo que dice que la pascua cristiana no tiene que coincidir con la Pascua Judía (por pedos religiosos, tu comprenderás), tiene que caer en domingo, ese domingo tiene que ser posterior al primer plenilunio (osease Luna llena pa´que me entiendas), del equinoccio vernal (osea de la entrada de la primavera) y después de la entrada del sol en Aries. Bueno con esto que te acabo de decir no pienses que es Walter Mercado el encargado de determinar la fecha de la semana santa, el cálculo lo pueden realizar en la Santa Sede mediante el algoritmo de Butcher o de Gauss (así es, contrario a lo que se piensa, los católicos también creemos en las matemáticas.)

Cuaresma: tiempo de sacrificio y reflexión… de aironazos que tiran anuncios, de películas aburridas en la tele y de puestos de tacos de pescado.

¿¿Y de donde surge la descabellada idea de solo consumir pescado, carne blanca o descolorida?? Pues a ciencia cierta nadie me ha sabido explicar. Unos dicen que es porque en aquel tiempo…que según esto, Jesús multiplicó los panes y los pescados, y pos entonces a comer pescado… ojo no se les olvide que Chuy también transformó el agua en vino, así que ¿a tomar vino?, bueno, me sacrifico.

Otros dicen, que según de la carta de los re-manos a los corin-Tios, que según los Tíos éstos eran pescadores y estaban taaan pobres… (tan pobres como la mayoría ¿te has fijado que en aquel tiempo, todos eran pobres?), bueno que estaban tan pobres que querían que les hicieran el paro comprándoles la sobre producción pezícola del Jordán, tons? Pos todo el pueblo comía pescado en los días previos a la pascua.

También dicen por ahí que comer pescado era por aquello de exterminar el culto al Dios Dagón, venido de Babilonia, y es que resulta que el tal Dios Dagón era representado con forma de pez. El tal Dagón si existió, lo dice la Biblia, por ahí donde habla de Sansón y Dalila, ¿lo dudas? Ve al baño y lee la biblia como yo que ya la leí toda (es que esa semana no comí fibra).

A parte de ahí se piratearon la moda de la mitra, ya que hay una marcada similitud entre el gorrito (mitra) que usan los cardenales y papas y los sacerdotes del tal Dagon…


Y otra hipótesis del consumo de pescado en cuaresma es: según que para limpiar los pecados carnales se tiene que consumir carne que no sea impura. Y es que todo esto tiene que ver con el sexo…¿o sea como? Sí, ya me lo imaginaba yo, que todo este desmadrito de la comida tenía que ver con el desmadrito del sexo: el placer de comer (con g), el placer de la carne. Y es que resulta que según para limpiar el alma de los arrumacos, fajes, malos pensamientos y mañaneros sabrosones, tenemos que comer pescado: y todo porque los pescados no andan de jariosos y se reproducen sin tocarse siquiera (Dios, que aburrido ser pez).

Igual se dice que debemos ayunar… si yo con 4 horas sin comer estoy que arremeto contra los dependientes del gualmar, no me puedo imaginar a Jesús en abstinencia alimentaria 40 días en el desierto… ok, es el Hijo de Dios, ¿será por eso que superó la prueba? o es que tal vez lo que no cuenta la biblia es que el mismísimo Dios Padre lo surtía de Tacos de Pastor sin que nadie se diera cuenta ¿será?
                         
Cuaresma, dizque tiempo de reflexión, de sacrificio y de ayuno. Eso del ayuno no me late (ni tampoco lo del sacrificio ni la reflexión), pero suena bien eso del ayuno como un inicio para sacrificarme por aquello de que estamos terminando Febrero y reflexiono que no he comenzado con mi propósito de Año Nuevo de ponerme a dieta.

Y es que ¿¿como puedo comenzar con la dieta?? Salgo de navidad con 5 kilos extra, llega el año nuevo con el pavo, vino, salsa gravy, mas vino, pan con mantequilla, pasta, y frutas secas de postre; 6 de enero llega la rosca de reyes, luego la feria: huarachín y huarachón, Doña Petrrra la de la mano sarrrnosa,  perritos (jochos) y cabritos que parecen perritos, gorditas michoacanas y su eterna fila que parece no avanzar, helado de frutas que sabe a vaca porque lo voy comiendo mientras estoy en la exposición ganadera; luego llega el 2 de Febrero: tamales pa´aventar pa´arriba, después super Bowl con harrrrta cheve y nachos, y de pilón me enjaretan la cuaresma a tan solo tres semanas del ultimo atracón de tamales!! Si a penas voy recuperándome!! ¿Como quieren que diga que no a los nopales con pipian, la sopa de lentejas, capirotada, sopa de pescado, sopa de camarón, pescado embarazado (asado en vara), coctel de camarones, calamares, jaibas, ostiones con su respectiva cheve?…  Bueno, tendré que resignarme a permanecer chOnchita (o chAnchita), por lo menos de aquí a la semana santa.

Ok, el chiste es ayer me fui a la tiznada, porque que inició la cuaresma: miércoles de ceniza, y resulta que polvo soy y en polvo me convertiré… lo único que me queda claro es que “de un polvo vine” y ceniza me volveré si es que deciden cremarme.
Antes de irme, solo quiero agregar un mensaje, el cual espero le hagan llegar a Ricardito Chiafa, digo, Ricardo Chefil, a quien le afectó severamente eso del "Febrero Loco":

Ricardo: debes reforzar el puente que mandaste construir como monumento a tu estupidez, se puede caer por el peso de los candados, ya que las parejas enamoradas de la ciudad de León cuando suban a jurarse amor eterno bajo el corazón, colocarán un candado en el barandal del puente y como prueba de su fidelidad y que estarán juntos por siempre arrojarán la llave al río. Así tal cual lo hacen las parejas enamoradas en Roma en el puente Milvio y avientan su llave a las aguas del Río Tevere (rio Tíber, pa' que me entiendas).

Como dato informativo, Ricardo, el Río Tevere sí lleva agua, y por eso los enamorados avientan la llave del candado al río, porque tratar de encontrarla será como buscar una aguja en un pajar. Así que como parte de la decoración, tendrás que asegurarte que el Río de los Gómez siempre lleve agua, ya que si los enamorados avientan una llave al malecón, no va a faltar el cholillo que corra a recogerla de lecho del río seco para quitar el correspondiente candado y usarlo para amarrar su bici con una cadena.

Por último Ricardo, para enmarcar bellamente la escena, manda limpiar el tiradero de arena, grava y mezcla pegada al piso, no olvides que la escarcha roja de plástico que te sobró de los adornos de navidad no es de las cosas mas finas, ya que se decolora con el sol, asi que cámbiala cuando el corazón se vea descolorido, o mejor aún quitalo, ya que el rojo del corazón no combinará con el azul del barandal (y que no es costumbre pintar la herrería de los puentes con los colores del partido en turno?). Tampoco olvides echarle agua al rio, ¿o que? ¿acaso esperas que las parejas solo se juren amor eterno en época de lluvia cuando la presa del palote se desborda y se hace un caos en el malecón?  Si mantienes el rio con agua, podrás concluír tu obra poniendo trajineras y contratando a algunos gondoleros que canten en italiano.





Amigos míos: recuerden prevenirse para los viernes, la mayoría de los puestos de tacos solo venden pescado y los que venden carne de verdad no tienen el surtido de siempre.

Sé que es vigilia, y ya que en viernes no se come carne, para el sábado se me antoja cenar pizza!!

La rola de hoy: Seasons in the sun (un one hit wonder de Terry Jacks en 1974), porque era la canción favorita de mi difunto esposo Kurt Cobain que esta semana estaría cumpliendo 45 años. Que Dios lo tenga en su Santa Gloria.

La rola, para que la disfruten:



jueves, 16 de febrero de 2012

Mi post número 14 habla sobre el 14... de Febrero: El amor, esa linda tontería.

La gran mayoría de las mujeres que conozco le toman mucha importancia al 14 de Febrero, aunque estén solteras, de novias o casadas. No las culpo, dijo Moliere que “la gran ambición de la mujer es inspirar Amor”, y como dato informativo, chicas, eso se puede lograr fácilmente si antes de intentar inspirar al susodicho le das una buena dosis de tequila, y por si las dudas dale su tequila también a cupido.

Eso me recuerda que tengo pendiente apedrear a cupido la próxima vez que lo vea. Prosiguiendo, si definimos al amor de acuerdo al diccionario de la Real Academia el tal Amor es “el sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Bueno, de aquí se traduce que el Amor es igual a auto insuficiencia, e insuficiencia del otro también. Así resulta entonces que ambos sujetos, partiendo de su propia insuficiencia, desean el encuentro y unión con aquel que han juzgado ser el complemento para su existencia… o para su insuficiencia.

Con eso de la insuficiencia ahora me explico el por qué las mujeres nos aficionamos a buscar en los hombres el “pedacito que nos falta”, “el cachito que nos complementa” o simplemente queremos encontrar al ser con el que “encajemos perfectamente”: y eso es porque de hecho (y para fortuna de los hombres) es imposible que un “Brad Pitt a pilas” nos invite a cenar.

El amor se puede interpretar también como un sentimiento que provoca las reacciones y las acciones mas cursis, tontas e idiotas, poniéndonos en un estado vulnerable, sensible, ridículo, risible y chusco que opaca nuestra congruencia… ¿es posible que los seres humanos nos transformemos en un ser tan indeseable, frágil, manipulable y hasta cierto punto, grotesco? La respuesta es sí, es completamente posible, y para desgracia nuestra sucede muy seguido, y la culpa la tiene el putto cupido, si, putto, con doble t, que es una palabra italiana para referirse a motivos ornamentales consistentes en figuras de niños, frecuentemente desnudos y alados, en forma de querubines. Si no me crees, consulta un tumbaburros.

Como te decía, el putto cupido, es el culpable de ese sentimiento ridículo que mis épocas de colegiala me hacía llamar al objeto de mi afecto y colgar al escuchar su voz, también hice otras ridiculeces como pintar en una banca del parque un corazoncito traspasando con una flecha nuestras iniciales, llenar mis cuadernos con planas de su nombre en horas de clase, escribirle cartitas de amor… y cuando comprendí que nunca me pediría ser su novia le escribí sus verdades en la puerta del baño de la escuela y canté a todo pulmón “me saludas a la tuya”.

Hoy en día no me da pena platicar sobre mis desvaríos del pasado, llegué a una etapa en la cual ya me río de las atrocidades que cometí en nombre del amor: esa etapa se llama cinismo.

Si el amor nos vuelve vulnerables, aún estando en nuestros veintitantos, la vulnerabilidad en los diecitantos es más marcada, y basta con ver a las parejitas de la secundaria: hasta parece que caminan entre nubes, intercambian saliva a cada rato, se aparean como conejos y actúan como si las preocupaciones no existieran. Cuando caen en la realidad, ella está embarazada y él no tiene ni idea de cómo consintió haberse metido en tal embrollo, con eso de que la primera vez no pasa nada…

En los veintitantos el amor ya tiene matices mas astutos, y las parejas se clasifican en cuatro grupos: 1.- el grupo Menso: nos dice que matemáticamente un tonto mas una tonta es igual al embarazo (jajaja, yo caí en este grupo) y eventualmente al matrimonio si se da el caso 2: el grupo Matrimonio, que es el resultado de un tonto mas una tonta que se quiere creer lista, 3.- El grupo Aventura, que es la resultante de una tonta mas un listo, este es muy común, sobre todo cuando las tontas se creen todo lo que los listos les dicen, y el grupo 4.- Listo y Lista es igual a sexo y diversión sin complicación.

En los treinta y tantos las parejas (casadas o no) se agrupan mas en la última clasificación y es porque se les exacerba la comezón, porque se aburrieron de su cónyuge o porque ya no les importa el “que dirán”, aunque claro, las hay solteras aún traumadas que sienten que por estar en los treinta ya se les va el tren y hacen hasta lo imposible por llegar a caer en el grupo dos, con sus respectivas frustraciones unos años mas tarde.

En los cuarenta y tantos comienza a surgir un tipo diferente de amor el cual es mas desinteresado y se acerca a lo auténtico, y es porque el sentimiento de auto insuficiencia ya fue cubierto con una buena dosis de autoestima, es decir amor por uno mismo, aunque claro, esto de amor por uno mismo se les da generalmente a los hombres, y por eso los varones promedio le jalan el pescuezo al ganso, y es porque necesitan tener sexo con alguien a quien realmente aman.

Años mas tarde, pasando el medio siglo de edad,  he sabido que algunos hombres, no todos, aprenden que no necesariamente se puede amar a una mujer horizontalmente, así que se vuelven mas románticos, pero no porque vayan tomando conciencia de las necesidades de la mujer, sino porque cuando la calva, comienza a crecer proporcionalmente a la barriga  saben que no les queda mucho tiempo de vigencia antes de que el equipo comience a fallar.

Independientemente de la etapa de la vida, el amor eterno dura aproximadamente tres meses, en los cuales se intensifican las sensaciones, se percibe el exterior como si se tratara de un cuento de hadas: Ella es toda una princesa, es hermosa y tiene unos ojos encantadores. El: es todo un caballero, fuerte, protector y valiente. Los enamorados congenian, uno empieza una frase y el otro la termina,  comienza a fluir la poesía y surgen las coincidencias: los mismos gustos musicales, los mismos lugares favoritos, la afición por los mismos hobbies, etc. ¿te suena familiar?  Pero como te digo, dura si bien les va, como tres meses, tras los cuales ambos comienzan a volverse rutinarios y predecibles, aburridos y neuróticos. Los otrora enamorados pasan a verse como dos personas normales: ella siempre ha sido una bruja, con barros en la cara, dientes chuecos, y un poco miope (miope-ndeja). El siempre ha sido un naco panzón y cobarde, la diferencia es que hace tres meses, todo era bello porque estaban enamorados.

He aquí la evidencia de que el amor es ciego: La boda, la recepción y la luna de miel.






Si partimos de la definición de Amor que expone la Real Academia, deduzco entonces que es muy importante el sentimiento de autoestima para no ir al encuentro con otro ser por el fin de evitar el sentimiento de autoinsuficiencia.  Y con esto no estoy diciendo que esté mal ir en la búsqueda del príncipe azul. Pero ¿que pasa con las mujeres que convierten en sapo a cada príncipe que besan? tengo una teoría, y es que si todos los hombres son iguales con una mujer, es porque esa mujer es igual con todos los hombres… y a parte hay mujeres que se empeñan (consciente o inconscientemente) en buscar como pareja al mismo estereotipo de pelmazo… no se si esto sea del todo cierto, pero algo que a mis veintidiez años me queda claro es que nuestra prioridad como seres humanos debe ser trabajar en nosotros mismos, ser feliz con lo que somos para posteriormente tener la capacidad de compartir nuestra felicidad con alguien mas. Hacerlo al revés, es decir, estar con alguien con el objetivo de encontrar la felicidad a través de lo que podamos (o queramos) darnos mutuamente, me parece francamente patético, sobre todo por aquello estar esperando, o estar a expensas de lo que la pareja pueda darnos.

Pero ¿Qué pasa cuando crees ser la Media Naranja de alguien y te das cuenta que resultaste ser su medio Limón?, pues aléjate inmediatamente y cuéntaselo a quien mas confianza le tengas (antes de que casi te saque un ojo, jajajaja). Total, para esa persona puedes ser como un Limón, pero para otra persona tal vez seas la naranja más dulce. Es por eso que las relaciones de pareja deben basarse en muchas cosas mutuas, como la aceptación, el respeto y la madurez (que nacen desde la autoestima), ya que si no se fundamentan con esto, eventualmente requerirás a alguien nuevo para satisfacer esa auto insuficiencia, y así es como puede que te aburras y llegues a “hacerle zumo” a la “media naranja” de alguien más o enfermes de locura y celos cuando llegue alguien más a  “hacer zumo” con quien creías “tu media naranja”.

Bueno, y ¿existe una cura para el mal llamado Amor? Pues finalmente uno se arriesga y se lanza a una relación de pareja con la esperanza de que funcione, a pesar de los pronósticos desalentadores, o a pesar de los pronósticos alentadores… yo creeeee-ía, que Lucerito y Mijares iban a duuura-ár, hasta tenía la intención de comprar el video de su booooo-da cuando lo viera rebajado en Waaaaal-dos… y es que se veían tan bonitos que me recuerdan cuando me enamoro y siento como mariposas en el estómago… Dios!!! Como me encanta esa sensación…y es que el amor es como una droga, por eso deberían prohibirlo.

No es mi completa intención desacreditar al sentimiento amoroso, de no existir el amor, la raza humana habría desaparecido hace muchísimos años, y aunque la reproducción también se puede efectuar por mero instinto (como sucede a la salida de muchos antros cerca de las dos de la mañana), se requiere otro tipo de amor el cual va dirigido a los hijos y permite cuidarlos, alimentarlos y procurar sus necesidades sin caer en la locura. (¿has intentado cambiar pañales y preparar biberones a las 3 de la mañana sin dormir 48 horas por un severo dolor de cesárea? Solo con Amor lo puedes lograr: - Amor, levántate a cambiarle los pañales al niño mientras yo sigo durmiendo.).

Quiero aclararte que no tengo nada en contra del 14 de Febrero, es un gran día para expresar a nuestros semejantes el amor como un sentimiento de altruismo incondicional que nos separa del propio egoísmo y nos alienta para contribuir al bien de la humanidad. Con lo que estoy en contra es que la cultura (mercadológica) y los convencionalismos sociales están persuadiendo a la gente de que los seres humanos tenemos "el derecho de que el otro tenga la obligación" de venir a satisfacer nuestro vacío o nuestra insuficiencia con harrrrtas flores, peluches y chocolates. Y si el otro no es capaz de comportarse a la altura (o a la anchura) de nuestras expectativas (mal creadas por las películas de Disney Princesas y a mas recientes fechas Sex and the City), entonces estallará una guerra de celos, odio, malas intenciones y venganza feroz porque el otro no me brindó lo que yo consideré que era mi derecho tener.

Ya por último niñas y niños, recuerden que el tamaño (del corazón) no importa, sino lo que puedan hacer con él (el corazón, el corazón) porque independientemente de lo que digan dizque desde el corazón, el amor no se dice: se demuestra.

Además la belleza es efímera: todo termina por arrugarse, colgar y caerse, por lo tanto si desde ahora no pueden platicar con su pareja y pasársela bien, cultivando su autorrealización personal sin necesidad de basar su relación en el sexo o la apariencia, años mas tarde, si no se separan, les sentencio que se aburrirán a muerte.

La rola de hoy: Someone Like You, de Adele… naaaahhhh no es cierto, ‘desborrado, desborrado’, jajja, no es mi estilo, ahora si, ahí les va: la Rola de Hoy: i want you, but i don´t need you, de Momus pero en versión de Amanda Palmer, ahi se las dejo:


jueves, 9 de febrero de 2012

Super Bowl equis ele uve i

Lunes por la mañana… ah, no, hoy no es lunes, es martes. Con esto de fin de semana largo el inicio de semana laboral ocurrió un día después de lo normal. Lo anterior solo refuerza mi idea de que un lunes es simplemente detestable por ser inicio de semana, si el inicio de semana fuera martes, o miércoles, o jueves, también tendrían esa mala fama y sabrían a flojera cada vez que uno los menciona.

Ok, es martes con sabor de lunes y lo único que quiero, siendo las 8 de la mañana es saborearme un delicioso café con galletas de chocolate: regreso de Fin de semana largo, el último de la feria, de elecciones internas del PAN, de súper bowl, y de la fiesta de mi rancho (Sn Felipe de Jesús).

Tengo un nudo en mi espalda, en el punto exacto donde mis manos no alcanzan a sobarme por mas que lo intente, para ser precisa en la tercera pluma superior del ala izquierda… requiero un masaje, ya estoy consumiendo diclofenaco como si fueran M&M’s, y de continuar así mi estómago será quien lleve las de perder.

Y tengo que admitir que estoy de mal humor porque perdieron los Patriotas: que Tom ‘papacito’ Brady haya actuado como un pelmazo no es lo que me molesta, sino que terminé debiendo mil doscientos pesos en efectivo, una comida, dos lavadas de coche, siete coca colas y once caguamas.

Antes de comenzar el juego estaba más que emocionada, porque iba a ver a Tom ‘mi novio’ Brady, y a parte me iba a hacer de 1200 en efectivo, una comida, dos lavadas de coche siete coca colas y once caguamas. Debo admitir que la idea de ver a Tom ‘apachurro’ Brady me emocionaba más que las once caguamas que me iba a ganar.

A parte, las estadísticas no mentían, con más victorias (pero no cervezas), y menos derrotas que los gigantes, más yardas y mas puntos (pero menos veces campeones), no podíamos perder, solo esperaba que Giselle ‘mi querida socia’ Bundchen, le echara porras a mi Tom ‘estas bien bueno’ Brady.

Me aprovisioné con bastantes cheves desde las dos de la tarde (pero del día anterior), así que para las cinco ya estaba viendo algo borroso, pero los ánimos los tenía muy elevados, tanto como mi nivel etílico.

Recién iniciaba el partido y hubo un “seifti”, ¿¿ y que $#*/% es un #$*#$% safety??  Es de las jugadas mas raras del americano: -Tom, mi querido Tom, estabas en tu propia zona de anotación y se te olvidaron las diez mil quinientas reglas del Americano, así que en un acto de pendejez lanzaste el ovoide hacia el “middle of nowhere”, Tom, tu sabías que no había nadie ahí para interceptarlo, el fucking receptor quedaba a un kilómetro de distancia, no te hagas wey, te quisiste deshacer del balón antes de que llegara un mastodonte vestido de blanco a partirte la madre!!! (ok, lo confieso, sigo molesta).  El chiste es que el tarado de Tom ‘mi ex novio’ Brady ya nos había costado dos puntos.

Cuando los Gigantes se pusieron 9-0  estaba casi perdiendo la esperanza, y la sobriedad, así que me puse un poco castrosa (como algunos lo notaron), y saqué mi rosario de la Virgen de la Macarena (el que uso para causas desesperadas) y cual vil fanática (religiosa) lo tomé fervorosamente entre mis manos y …me lo puse en el cuello. (que? Creían que iba a rezar??? Jajaja, en esos momentos ya no recordaba ni el Ave Maria ni tampoco mi segundo nombre).

Mis súplicas al cielo surtieron efecto y bueno, gol de campo al  segundo cuarto, pero algo es algo y tres puntos me tranquilizaban solo un poco, porque sabía que tenían que tomar ventaja antes de que saliera Madonna.

Luego estuvo cardiaco, después primero y diez y los retacharon por un “joldin”… chingao.

Lo bueno es que faltando como 8 segundos antes de que apareciera la Güera Ma-Dona,  Tom ‘mi querido’ Brady por fin hacía algo bueno, aunque claro, el touchdown no se pudo haber anotado sin el apoyo del “cabeza de palo”, ¿Qué?, tengo derecho a ponerle ese apodo, el pobre se apellida Woodhead. Bueno, también le pedí a Dios que el airecito no soplara para que pudieran conseguir la ventaja con el punto extra, y así la bola pasaba entre los dos palos, o la H grandota, como le quieran llamar.

Por fin medio tiempo y llevábamos ventaja, Madona hizo “pleybac”, a mi no me hacen pendeja, ni siquiera la vi, pero se los aseguro. Yo estaba muy ocupada desahogando la vejiga, luego fui por otra cerveza y a preparar mas nachos eso si, después de lavarme las manos.

Eso del medio tiempo es todo un desmadre, y todavía me acuerdo cuando armaron un escándalo porque el Justin Timberlake le destapó una teta a la Janet Jackson, nah, ni se le vio nada, fue mas el pedo que les armaron luego.

Bueno, se acaba el medio tiempo y empezamos bien, muy bien, con ese pasesote que conecta el Ochocinco, ese el que trae el jersey del numero ochenta y cinco, que dice Ochocinco y por cierto tiene un ocho y un cinco, que raro. Bueno, ya estábamos en la 28 de los Gigantes y yo gritaba cosas y saltaba de emoción, porque sabía que se avecinaba algo bueno y tenía que enviarle buena vibra a mi querido Tom ‘adorable’ Brady.

Estuve al filo del asiento mientas avanzaban, y fue un placer, casi un orgasmo, cuando Tom ‘te quiero mucho’ Brady conectó el pase con Aarón ‘casi no tengo tatuajes’ Hernández para hacer el Touch Down, la patada para el extra sería puro trámite para alcanzar una ventaja de ocho puntos sobre los puñeteros gigantes.

Como les quedó el ojo ehhhh??????, nahhhh,, ta ta tata taaaaaaaa. Mientras bailaba el pasito moonwalking y me veían con ojos de escándalo. Pero por mi nivel etílico no me importaba nadaaaaaaa.

La sabrosura me duró hasta que Tom ‘mi amorcito’ Brady fue lesionado del hombro por un wey rinoceronte que no tiene respeto de nada, se apellida Tuck y lo odio.  Luego gol de campo de los gigantes, fueron treinta y ocho putas yardas que el ovoide recorríó volando. Y yo estaba comenzando a ponerme castrosa de nuevo porque solo traíamos cinco de ventaja, que hubieran sido siete, si en un principio Tom ‘baboso’ Brady no hubiera lanzado hacia la nada desde su propia end zone.

Luego otro gol de campo, como si no hubieran anotado ya, maldita sea, esto nos ponía a tan solo dos de ventaja, aghhhh, que algún sniper acribille al de la playera que tiene un numero nueve y dice Tynes: pateó el extra, luego el de 38 yardas, luego este de 33 yardas…yaaaaa saquenloooo, antes de que siga pateandoooooo,

Valió madres en el cuarto cuarto (ah que pinche se oye eso), yo pensé que todo iba bien, que aguantaríamos, pero noooo, casi muero porque se habían acabado las cervezas, jajajaja. No es cierto, las cheves ya no me importaban, solo quería que el marcador de quedara como estaba, pero ante la cercanía de los Gigantes sabía que algo iba a pasar, y efectivamente, el 44 corrió como desesperado, bueno, solo eran como 6 yardas, y todavía el cínico se dejó caer de pompis como si se tratara de una broma…chingao que esto es una burla!!!! #sunescandalunabuso (es un escándalo, un abuso, pa’ que entiendas).

Ya estaba por vencerme y por lanzarme por otro cartón, porque que descubrí que las cheves no me las había acabado solo yo, caray si yo ni tomo. El caso es que prometí ir a bailar a Chalma si por un milagro del cielo los patriotas ganaban…

Patriotas en la yarda 20,  dos pases incompletos, tercera y diez , las veo negras, Tom ‘tarado’ Brady es capturado, cuarta y última. Pase, bueno, ya es algo, todavía podemos, todavía podemos, cuarenta con 17 segundos, pase al 81 de los tatuajes, castigo a los gigantes, me como las uñas, dramático paseeeeeeeee Tooooommmmmmm, siiiiiiiiiiii… noooooooooo…chale.

En ese punto ya estaba decidida a dejar que Eli Manning me hiciera suya, pero solo porque en esos momentos le noté un cierto parecido a una persona cuyos apellidos no recuerdo.

ay Ma..nning que bonito te “miras” cuando te enojas.


Lo bueno es que no tendré que ir bailando a Chalma, lo malo… mucho, muchas cosas malas (como apuestas por pagar), todavía estoy deprimida, y la espalda me duele, además me tuve que lavar la boca con jabón, después de todas las insolencias que les grite a los coaches, a los jugadores, a los comentaristas y hasta a los comerciales. Creo que agoté mi stock autorizado de groserías para todo el año.

El fut bol americano tiene muchas reglas, osea un chingo, de las cuales solo conozco las necesarias para poder entenderle decentemente al juego: saber que tienen que llegar a la rayita amarilla no es suficiente.  Por lo anterior tengo que agradecerle públicamente a la Vaca, ya que el gusto por ver este deporte en la tele mientras tomo una cerveza es de las cosas buenas que le pude aprender.

Hoy, hoy, hoy es jueves, (es que publico los jueves, aunque escriba el lunes, o el martes, o a las carreras el miércoles en la noche), solo espero sobrevivir al fin de semana y al próximo y patético martes. Hablando del martes como dato informativo: las estadísticas dicen que en la actualidad el 80% de los hombres ya no regala flores, pero a mi me siguen gustando y serán bien recibidas.

La rola de hoy: Millenium, de Robbie 'quiero todo contigo' Williams

jueves, 2 de febrero de 2012

¿Peregrina? Si, Sanjuanera para ser exacta.

Ni yo me la creía, se supone que iba a caminar 67 kilómetros entre cerros y matorrales, ¿con el propósito de encontrar la Iluminación?, no exactamente, sino para arreglar un bussines con la Santísima Virgen de San Juan.

Preparé mochila con lo básico: linterna pa´alumbrar el camino, un rollo de papel higiénico, dos vendas para amarrarme las rodillas, una botellita de agua, un par extra de calcetas, cámara para fotografiar la evidencia en caso de llegar, y un par de tenis, ah, y por recomendación que me dio  una señora: una aguja con hilo para coserme las ampollas, porque dicen que atravesando la ampolla con hilo y aguja se drena el liquido y ya no molesta.

Es una tradición desde no se cuantos años, que se haga un peregrinaje a pie, desde el lugar donde uno vive hasta la basílica de la Virgen de San Juan, agradecí ser de León, y no ser de Dolores, Querétaro o el Defe, si no, ¡que joda!

El viernes por la noche, mi hermanito me llevó hasta la “ye”, jajaja, mejor conocida como la  “i griega”, ya que desde ese lugar es donde salen las peregrinaciones, y donde se establece el “tianguis” que ofrece todo tipo de artículos para los peregrinos: linternas, bufandas, calcetas y calcetines, tenis, vendas, curitas, pomadas milagrosas anunciadas por merolicos, etc, etc. Antes de partir, abracé a mi carnal y le pedí que me echara la bendición. Salí del tianguis a las 20 hrs, rumbo al próximo rancho que es Lagunillas. Caminé, iluminada con las linternas de la multitud que andaba a la par, ya que no pensaba desperdiciar mis 4.5 horas de batería en los primeros tramos del camino.

Llegando a Lagunillas pensé seriamente en cenar, ya que ahí se establece otro tianguis, con muchos artículos para el peregrino y mucha comida, también para el peregrino. Pensé en la recomendación de mi hermano: - no comas nada hasta llegar a la carretera, te sentirás pesada y tardarás más si cenas. Así que solo disfruté del rico aroma de los tacos de pastor que ahí vendían, con la esperanza de “cenarme” unos cuando llegara a la carretera…

Seguí avanzando y llegué a un cerro con muchas piedras, las esquivé hábilmente, y eso que soy malísima para esquivar piedras, yo creí que eran Las Cruces… nada que ver. Después del cerro seguí caminando, por entre sembradíos y enrejados con púas que los mismos peregrinos habían quitado para recortarle al camino, ja! que tramposos…

La Luna se veía hermosa, y poco a poco se fue ocultando, cuando ya no la ví, pensé: -caray, ya va a amanecer. Así que verifiqué la hora en mi cel… eran las 22:35. Que mensa, es luna en cuarto creciente, su ocaso ocurre mucho antes de la media noche… -¿¿¿que no te enseñaron los Scouts las fases de la luna??? Si, pero ya no me acuerdo.

Pasé por algunas rancherías donde olía a rancho, tu sabes, ese peculiar aroma de estiércol de vaca, mezclado con pastura, con sudor de ranchero, con olor a rancio, con algo de polvo, mugre, tierra mojada y popó de gallinas… inconfundible.

Caminé entre lo que quedaba de un sembradío, solo se veían los surcos del arado a lo lejos, y mas linternas lampareando aún mas lejos, y hombres haciendo pipí un poco separados del camino… no me dio envidia ver que ellos si pueden hacer pipí de pie, porque en ese momento aun no tenía ganas de orinar.

Después de pasar por la polvareda, llegué a lo alto de un cerro, y al fondo en el valle, distinguí un templecito con unas cruces iluminadas en color azul… demasiado folclórico. Bajé el cerro lleno de piedras, muy peligroso por cierto, era de noche, había mucha gente bajando y otros que se aventaban corriendo para llegar mas rápido. Ah, ya, ésta es la famosa “Bajada de las Cruces”, ahí la gente todavía tiene ánimos para seguir, había muchachos cargando crucifijos, nichos de la virgen, cuadros, y chamacos en sus hombros. Saqué la linterna para iluminarme y no caer de boca.

Mis mayores temores eran dos: que un maldoso me llevara atrás de los matorrales para quitarme mi virginidad y otro era lastimarme con una caída, el segundo me preocupaba mas, porque ponía en riesgo mi llegada.

Llegué a Las Cruces y estuve tentada a sentarme a cenar, había todo un tianguis en la avenida principal del pueblo (la única avenida, creo), pero recordé que no debía comer nada hasta llegar a la carretera, así que me aguanté aunque moría de hambre, ya que no había comido ese día por las prisas de preparar todo para mi salida a San Juan.

Ahí en Las Cruces ya estaba cansada, y había camiones para abordar, con dos destinos: León y Lagos de Moreno. Pensé que no era conveniente vencerme tan rápido, sobre todo, porque dicen que la “Bajada de las Cruces” es el tramo mas peligroso del camino.

Me tomé una foto afuera de la capilla de las cruces iluminadas de azul, la foto sale toda borrosa, y es porque las manos me temblaban por el esfuerzo que hice para no caer en la bajada del cerro.

Pasando Las Cruces, me enfilé hacia una subidita, bastante pesadita, por cierto. Ahí escuche a una señorita que le marcó por el celular a su mamá: - no mamá, apenas vamos en la lomita despuecito de Las Cruces, si mamá, vamos bien, no mamá, no me duele nada, si mamá aquí vamos todos, no mamá, todavía nos falta lo mero bueno…. Pensé, ¿¿o sea que esto no ha sido nada?? Esa fue una de las llamadas mas desalentadoras de mi vida, ahí en se punto ya me estaba empezando a acalambrar de las piernas, y comenzaba a imaginar cosas… veía a lo lejos las estrellas, y solo podía pensar en alcanzar la tercera estrella a la derecha, para llegar a Nunca Jamás, lo malo era que la #$&%/ estrella no se dejaba alcanzar, yo caminaba y la estrellita se recorría hacia adelante.

Di vuelta a la derecha y seguí por una terracería… de tantas terracerías perdí la cuenta, pero en ese momento apenas faltaban cinco para la una, y lo se porque el señor que iba despacito a un lado de mi, estaba escuchando la “eLeGe la grande” en su radiecito de pilas.

En ese momento pensé en rezar para darme ánimos, pero comenzaron a pasar música del recuerdo, y comencé a cantar esa canción de Luis Miguel que dice: “dame una prueba de amor, que calme el dolor”… que calme el dolor: esa frase se me quedó pegada, sentía tanto dolor, y eso que todavía no llegaba ni a las vías.

Mucha gente, vencida por el cansancio, se acomodaba a dormir a un lado del camino, yo no podía hacer eso aunque me muriera de las ganas: no traía cobija, solo disponía de una sudadera y hacia un frío tremendo que solo podía mitigar caminando más, a parte, todavía faltaba mucho para llegar a algún lado, no quedaba de otra mas que seguir caminando.

Decidí quitarme el frío caminando, y comencé a sentir como se iba formando una ampolla en mi patita derecha. Hice caso omiso a las advertencias de mi pie, y seguí caminando ahora de bajada, pero con un montón de piedras, para evitar caerme, encendí la linterna… tenía miedo de caerme, si, de caerme, ¿¿te dije que tenía miedo de caerme??, pues si, porque de caerme, no llegaría a San Juan.

Caminé infinitamente, bueno, eso creí yo, pero por fin llegué a las vías. Cruzando las vías había otro campamento, y nuevamente me resistí a los olores de los guisados: pastor, chorizo, nopales, pastor, bistec, cebollitas, lengua, pastor, cabeza, suadero, pastor… ah, y también canela, café, y pastor.

Caminé otro rato, por entre dos sembradíos, limitados con alambre de púas, y en medio de una polvareda impresionante, y mas impresionante aun porque la gente que iba arrastrando los pies levantaba mas polvo. Me emocioné cuando a lo lejos escuché el sonido de un trailer frenando con motor, y pensé: perfecto, llegaré a la carretera… y podré cenar algo.

Nel, si era la carretera, pero apenas había llegado a Bachoco y lo supe porque olía feo.

 Me resigné y me dí ánimos, seguí por el asfaltado hasta la segunda entrada de Bachoco, la que huele mas feo, y ahí no pude mas, y me senté para reventarme lo que seguramente sería una ampolla en mi pie derecho, y sacar de la mochila otro par de calcetas para diabéticos… ¿¿por que para diabéticos?? Porque tienen compresión leve, las costuras por fuera, y están hechas de un tejido que permite la transpiración.

Cosí la ampolla  y la apachurre hasta que se secó, me puse papel higiénico y las calcetas adicionales, compré un gatorade para tomármelo a traguitos, me colgué la mochila y me enfilé para cruzar el puente de la autopista. Seguí caminando y pasé por otros dos ranchos, con su respectivo olor a rancho, y cerca de las 4 de la mañana estaba llegando a la comunidad de la Mesa.

La Mesa es todo un folclor: hay merolicos cantando sus productos mágico-curativos a esas horas de la madrugada, y sonaban bastante convincentes, tanto, que casi estuve a punto de comprar la pomada del aceite de la víbora de cascabel con grasa de coyote, que cura lo cansado, las reumas, los calambres, contracturas musculares, el pie de atleta, la cirrosis y lo feo.

Subiendo por la lomita, después del río de aguas negras, había más puestos de comida, más puestos de artículos de primera necesidad para el peregrino y más tacos de pastor. Pero como no había llegado todavía a la carretera, y por consejo de mi hermanito, no podía comer nada, pues me sentiría pesada, me tuve que aguantar las ganas.

 En La Mesa, aún estaba de ánimo, y todavía me veía decente a pesar del cansancio, del polvo y del frío.


Seguí con mi recorrido por el rancho de La Mesa, esquivé a tanta gente que estaba literalmente, echada a un lado del camino, y me dieron unas ganas tremendas de acurrucarme entre dos cholillos matoncillos con pinta de maras que estaban dormidos envueltos en una cobija, porque el cansancio y el frío ya me estaban pasando la factura.


Salí del pueblo a la par que iniciaba una peregrinación, eran las casi 5 de la mañana, y por lo que escuché, pretendían llegar a San Juan alrededor de las 12 del día… genial, me iré en la peregrinación y podré llegar al medio día…seeeeee, cómo noooo. Solo les aguanté el paso durante media hora, y eso porque moría de frío y necesitaba entrar en calor, pero mi piecito derecho me dolía, y supuse que la ampolla se había hecho más grande.

En la peregrinación, una señora traía un megáfono y se le ocurrió comenzar a cantarle a la Virgen… Dios, que miedo. Su voz se quebraba, pero era porque iba caminando y no tenía la capacidad pulmonar para conservar ni su respiración ni su canto. A parte, con el megáfono, amplificaba nuestro sufrimiento auditivo, y lo que era peor, el eco se escuchaba en la lejanía, allá donde empezaba el otro cerro, y en ese momento supuse cómo se originó la leyenda de la llorona:  podía jurar que a tres kilómetros, ese eco se transformaba en un clarísimo “ay mis hijos”. Caminando sola, con la oscuridad tan densa, el frío insoportable y escuchando los lamentos de la pobre mujer, comenzaba a sentir miedo.

Según mis cuentas, las peregrinaciones traían cuando menos 50 personas, de esas 50, por lo menos cinco llevaban estandarte, o nicho o crucifijos enormes; de esas 50 personas por lo menos 5 eran niños, de esas 50, cinco ya se iban quedando dormidos, No vi mujeres embarazadas, creo que el riesgo es mucho, pero si había mujeres con bebés en brazos, así supe que de cada cincuenta peregrinos, cinco son el diez por ciento.

En las comunidades que se encuentran sobre el camino, los pobladores se solidarizan con los peregrinos, y sacan a sus pórticos sillas y sillones para que nos podamos sentar a descansar, además prenden fogones para que conservemos el calor, y aprovechan para poner a hervir ollas con café, canela o una riquísima combinación de los dos.

Caminé temblando durante otro rato, y llegué a otro pueblo, me senté junto a una olla de canela para conservar el calor y cambiarme los tenis… a un lado de mi llegó a sentarse una muchacha, que de volada se quitó los tenis y las calcetas para pronto poner sus pies por encima de la fogata. –¿que estas haciendo pendeja? Preguntó su acompañante. –  me dijo tu mamá que si me salían ampollas me las cosiera y pos estoy cociéndome las ampollas, que no ves?. –si serás bruta, las ampollas se ‘cuecen’, con hilo y ‘abuja’!! (ý así lo dijo: las ampollas se cuecen).

Cuando intenté meter el pie derecho en el tenis, me di cuenta de que sería un gran error, sencillamente el pie no cabía. Tuve que resignarme a seguir usando los tenis viejitos de mi hermana y a conservar mi pie izquierdo sin cambiarlo de calzado, y sin ni siquiera acomodarle la calceta, pues corría el riesgo de que se hinchara y ya no cupiera otra vez. Me cosí con hilo y aguja otra ampolla del pie derecho, me puse la calceta y me levanté para seguir mi camino antes de  comenzar a entumirme.

Caminé durante mas tiempo, durante un tiempo que me pareció una eternidad, y mas eterno porque iba temblando de frío, y de cansancio, y de sueño, pero mas de frío. Me preocupaban mucho mis manos que estaban súper hinchadísimas, y en el alucine del cansancio comencé a cantar en voz baja: “my hands feel just like two ballons, ahhhhhh have become, comfortably numb”

Mi hermano me había dicho claramente, que no llevara chamarras o cobijas o algo que me limitara al caminar, puesto que con el movimiento, entraría en calor, pero en ese momento, podría haber dado mi reino por un sarape.

Me sentía un tanto indefensa, porque con el afán de ahorrar baterías, iba prendiendo y apagando la linterna aunque la oscuridad era densa y profunda, y es que tenía miedo de que la lamparita dejara de encender antes de que saliera el sol, pero al mismo tiempo temía caerme por no traer luz que iluminara el camino.

En ese punto, iba moqueando, la nariz me escurría a causa del frío y el papel me raspaba al limpiarme, sabía que de estarme limpie y limpie la nariz iba a terminar toda escoriada y al día siguiente tendría un ardor tremendo entre los labios y la nariz, pero solo había de dos:  aguantar la rozadura del papel al limpiarme, o dejar escurrir mi naríz toda la madrugada.

Le pedí a Dios que amaneciera pronto para poder calentarme con los rayos del sol, iba tan despacio que no alcanzaba a entrar en calor, y la llegada del alba me pareció una eternidad. Recordé que según dicen, las horas que anteceden a la salida del sol, son las más oscuras, eso era francamente desalentador, porque yo llevaba 5 horas observando una densa oscuridad y el sol no se dignaba a aparecer.

Dicen que las ánimas se aparecen por el camino de las Siete Lomas, que está entre la Mesa y la Puerta del Llano, eso no me preocupaba, creo que yo era la que comenzaba a asustar a la gente, ya que me veían sola, delirando, caminando despacito y hablando incongruencias conmigo misma.

Por fin, al subir una de las Siete Lomas rumbo a la Puerta del Llano, apagué la linterna, voltee hacia atrás, y vi por el cerro de La Mesa el alba mas hermosa que había presenciado en toda mi vida.


Tenía la esperanza de llegar a la Puerta del Llano antes de la completa salida del sol…nada mas lejos de la realidad. Escuchar los camiones a lo lejos era una franca tortura, porque por mas que caminaba, ni siquiera alcanzaba a ver la carretera, pero escuchaba claramente cuando los traileros frenaban con motor.


Sabía que una vez llegando a la Puerta del Llano podría “cenar” algo jajaja, ¿cenar a esas horas?. Estando desvelada y muy de mañana, lo que se me antojaba era un menudo, para no perder la costumbre, digo.

El solecito empezaba a iluminar mi vida y mi espalda, y con esto se me estaba quitando el frío, lo aletargado y la tristeza profunda que me daba sentir ausencia de calor, ahí en ese punto ya podía sonreír.


Caminando de subida por la lomita (son Siete Lomas, no sabía cuantas lomas llevaba recorridas), y a mi paso de tortuga, entable conversación con un señor que al igual que yo, iba con pasos cortos y rezando para llegar con vida a La Puerta del Llano. Me contó lo de su manda, y que la ampolla que se le había formado seguramente ya sangraba, que las rodillas estaban a punto de reventarle y que se sentía feliz de haber completado su manda, pues él únicamente prometió caminar de la Y hasta la carretera.

Por el cansancio que experimentaba, calculé que llevaba algo así como 80 kilómetros recorridos, pero en realidad eran aproximadamente 35 porque por fin había llegado a la carretera, donde está la tan esperada comunidad Puerta del Llano. (nótese la tierra en mi cabello, aún así, en ese punto todavía me sentía feliz y tenía ánimos de tomarme fotos)

Según me cuenta mi hermano, a veces tienen bandas que reciben a los peregrinos con tambora y tololoche, pero lo único que yo escuchaba eran campanas celestiales, porque podía por fin comer algo.

Había manteados, y debajo de los manteados, había menudo, tortas, tacos, gorditas, quesadillas, atole, tamales, y tantas cosas que no se me antojaban…¿¿y mis tacos de pastor??. Le llamé por teléfono a mi mamá para avisarle que ya por fin estaba en la carretera y preguntarle por mi hija. Hablé con ella, me dio ánimos y en vez de sentarme a comer algo, preferí seguir caminando para no llegar tan tarde a San Juan.

En el camino, a la orilla de la carretera, había gente regalando vasos de canela o café, tortas, naranjas. jugos, botellas de agua y otras cosas. Acepté medio vaso de arroz con leche. Me comí el contenido del vaso mas a fuerza que de ganas y seguí caminando. En ese momento ya no sentía hambre, mi cuerpo estaba entrando en un estado de vigilia, no había dormido, no había comido, ni siquiera tenía ganas de hacer pipí, y solo había tomado menos de medio litro de gatorade sabor limonada.

Mas adelante había mas gente regalando tortas de carnitas, tacos de birria con mucho jalapeño, tamales, quesadillas con guisados… Buenos Samaritanos, gracias,  pero aunque olía muy rico, no quise detenerme. Había mucha gente formada  y en ese momento las piernas se me empezaban a acalambrar de nuevo, eran a penas las 10 de la mañana, sabía que solo había recorrido un poquito mas de la mitad y que me quedaban muchas horas de sol por andar.


A la mitad de la primera subida iba, literalmente, arrastrando mis pies, los calambres en las piernas a penas me dejaban caminar, sabía que no podía sentarme, porque no había donde. Pensé en bajar a la cuneta para sentarme en el suelo, pero me imaginaba que de hacer eso, ya no iba a poder levantarme. Caminé aún más despacio para mitigar el dolor de mis piernas.

Me dí ánimos al empezar a bajar por la cuesta de la primera colina, porque mis pies se movían solos con la inercia de la pendiente. El gusto me duró poco, ya que en seguida se iniciaba otra cuesta arriba.

Me quité la sudadera y pensé que sería suficiente mi camiseta blanca para cubrirme del sol, sentía el airecito de la mañana que se filtraba entre mi ropa, y en ese momento ya había olvidado el frío que padecí en la madrugada.

Seguí caminando, mejor dicho, arrastrando lastimosamente mis piernas, hasta que bajé la segunda pendiente y me encontré con el que sería el primer tramo mas largo y eterno, (es que ese fue el primer tramo mas largo y eterno, luego vendría el segundo, luego el tercero, luego el cuarto y por último la larga y eterna entrada a San Juan).

Mas adelante comenzó a molestarme nuevamente la ampolla del pie derecho, me senté en una de las barreras laterales de la carretera,  me quité el calcetín y vi que la ampolla se había extendido hasta la base de mis dedos, me la reventé con las uñas, porque la aguja la había perdido, me puse el papel higiénico, la calceta, y me amarré el tenis con fuerza para no sentir el dolor de la ampolla, sino el de las agujetas cortándome la circulación…total en el camino se iba a aflojar el amarre.

En ese largo y eterno tramo, conocí a otra señora, ella es de Irapuato, pero comenzó a caminar en la Y el viernes a las 10 de la mañana, según me contó ya tenía sangrando las ampollas, pero estaba completamente determinada a llegar al templo por su propio pie.

Eran las 12 del día, y no sentía el sol, lo único que sentía eran los calambres de las piernas que no me dejaban caminar y el ardor de las ampollas en mi pie derecho.

A partir de la una de la tarde iba deteniéndome cada 100 metros para sobarme las pantorrillas por tres segundos. La gente me esquivaba y algunos me decían: -ánimo, ya falta poco, ánimo, ya mero llegamos.

Llegó un momento en el que me imaginé lo que debieron sentir los judíos en las famosas “caminatas de la muerte”, ya que me sentía a punto de fenecer.

En ese tramo había mas gente regalando naranjas y agua… todo lo rechacé, no tenía ganas de nada, solo de llegar para descansar por fin.

Me insistían mucho en que me comiera una naranja partida por la mitad, hasta creo que la gente que las regalaba se molestaba porque no quería recibírselas, imaginarme el ácido de la cáscara quemándome en los labios y las manos pegosteosas por la fructuosa, era motivo suficiente para declinar su amable ofrecimiento de naranjas dulces.

Ahí en ese punto, consideré ponerme bloqueador solar en la cara, por encima del polvo, y de la mugre. Desistí de la idea, porque con la polvareda de la noche anterior se me imaginaba que haría una plasta lodosa en la cara de untarme el Coppertone. En ese momento no quise imaginarme como me veía: cero glamour, el pelo lo sentía como un estropajo porque me lo sacudía y caía polvo, miré mis pantalones, y en la valenciana se juntaban como tres kilos de tierra, (con razón se me hacía pesado caminar, pensé).

Comencé a llorar por primera vez, y al limpiarme las lágrimas, quedaba lodo en el papel higiénico, eso me deprimió mucho, pero no sabía que me deprimía mas: el ardor de las ampollas, el ardor de la nariz por sonármela tanto, el dolor de los calambres, el sol de la una y media de la tarde que me quemaba la cara, la comezón por tanta tierra pegada al cuerpo o saber que aún me faltaba mucho por recorrer.

Al andar, pude reconocer que peregrinos vienen de Lagos de Moreno y quienes veníamos de más lejos, y es porque que quienes habíamos atravesado los polvosos barbechos traíamos tierra por toda la ropa, y quienes habían comenzado en Lagos caminaban alegre y rápidamente, además sus ropas y calzado no estaban tan sucios.

Cerca de Agua de Obispo, anduve la cuesta arriba más eterna de todas, y es porque la carretera hacia abajo hace curva y desde arriba se puede ver el otro extremo después del valle, la subida me costó como una hora y media, en un tramo que en condiciones normales hubiera hecho en quince minutos trotando ligeramente.

Después de tanto andar, por fin había un letrero que decía: entronque 2 kilómetros. Respiré tranquila y me dí ánimos para seguir avanzando. A la orilla del camino, un campesino estacionó su camioneta cargada de lechugas, frescas y jugosas de color verde. Les quitaba las hojas de encima, las partía en cuatro y le echaba sal y el jugo de un limón. Pa´pronto se formó una filototota, y yo pa´pronto me metí en la fila para que me dieran una de esas delicias. La verdad no se de donde saque fuerza para formarme, pero el esfuerzo valió la pena, porque la lechuga sin desparasitar y regada con agua de quiensabediosdonde, fue la lechuga mas rica que he comido en toda mi vida.

Comiendo y andando, me enfilé hacia la subidita del entronque, ahí ví a una pareja de novios que maltrechos y asoleados apenas podían con sus almas, me les uní en el dolor de la caminata y les pregunté cuanto faltaba todavía. La muchacha me respondió: -llegando al puente del entronque ya está San Juan.

Le pedí a Dios el impulso necesario para poder llegar al entronque, porque según yo, solo faltaba poquito para llegar al pueblo.

Ya no tenía ánimos de seguir, pero anduve hasta abajo del puente, ahí había más gente repartiendo naranjas y una muchacha que traía una canastita con algo que parecían dulces. Rechacé todo, como siempre, y al detenerme para cruzar la carretera, la muchacha puso en mi mano dos sedalmerck. Estuve a punto de regresárselos, pero en lugar de eso, me los tomé con lo que quedaba de mi gatorade que estaba casi hirviendo.

Cuando crucé el puente, solté el llanto, porque había un letrero que decía: San Juan de los Lagos 8 km.

Me senté en la gasolinera, raro que encontrara lugar, pero había una jardinera alta con sombrita y ahí le mandé un mensaje a mi mamá: me faltan 8 kilómetros. Inmediatamente me contestó: ánimo, la recompensa es grande. Se me ocurrió rendirme, pedir un Taxitel, o subirme en un burro que iba pasando jalando una carreta con alfalfa. Sin embargo decidí descansar, cerré los ojos, y al cabecear me di cuenta que habían pasado 20 minutos y que la petición a Dios del impulso necesario había llegado en forma de dos Sedalmerck´s: ya habían hecho efecto.

Me levanté y no me sentí entumida, comencé a andar deprisa con el afán de recorrer el mayor tramo posible y así conseguí llegar hasta la segunda gasolinera antes de que se me acabara la cuerda.

Cuando se me acabo la cuerda y me volvieron los calambres, me senté durante 10 minutos en el resquicio de un ventanal, y aunque las pompis no me cabían (ja! ni que estuviera tan nalgona), lo único que me preocupaba era no sentarme en el suelo, porque sabía que una vez sentándome ya no me podría levantar yo sola.

Seguí caminando pero muy despacio, las piernas no las sentí acalambradas, pero la nalga derecha si: el resquicio del ventanal cobra caro.

Arrastré mis piernas para seguir adelante, en ese punto, el sol ya me iluminaba por completo de frente, pero no me importaba que me quemara la nariz escoriada, ni que me cegara, ni que me bronceara de forma dispareja, en ese punto me concentraba en evitar la insolación porque a lo lejos comenzaba a ver espejismos, casi casi veía un oasis con todo y palmera.

La entrada a San Juan es eterna, por lo menos caminando, y aún mas eterna después de haber caminado 18 horas seguidas. Pregunté cuantas lomas faltaban para llegar y me dijeron: -‘es de la siguiente gasolinera a la otra gasolinera ya es, ya llegas’. Eso me dio muchos ánimos, porque ya había pasado dos gasolineras que estaban casi juntas, y como la siguiente se veía muy cerca supuse que no faltaría mucho para llegar.

Y es que en ese punto no podía llevar la cuenta de la distancia recorrida, todo era confuso, y no se veían a lo lejos las torres de la catedral, así que no tenía manera de ubicarme.

Pasé la gasolinera y la Cantina Oasis que tiene dibujada una palmera, y al llegar a lo alto de otra colina supuse que iba a ver la siguiente y última gasolinera, pero eso no sucedió. No se veía nada, mas que el asfalto de la avenida que en esos momentos se me hacía eterna.

Vi unas escaleras de una construcción abandonada y me senté a llorar. Pensé en rendirme en ese punto, ya no aguantaba mas, me ardía la cara, la nariz, tenía comezón, estaba acalorada y me molestaba el sudor que escurría desde mi frente arrastrando la tierra pegada a la piel, los labios me sabían a sal y tenía la boca seca, las piernas acalambradas ya no me dejaban seguir y me punzaban los pies de una forma indescriptible.

Reflexioné sobre rendirme, pero no tenía caso hacerlo, ya que me encontraba a tan solo una gasolinera de distancia, que traducido en metros, o mejor dicho en kilómetros era una cantidad desconocida, porque no tenía idea de cuanto faltaba, pero estaba segura de que ya no debía faltar tanto.

Caminé otra hora, nunca en mi vida había caminado tan despacio, en ese momento volví a mi rutina de repetir en mi cabeza que debía llegar, a bajar los santos y los ángeles y a pedirles a Dios y a la Virgen que me permitieran llegar entera.

Por fin, después de una eternidad, bajé por la pendiente y me topé con la esperada última gasolinera, y ahí, frente a mis ojos, estaba el pueblo!!!

En ese momento comprendí el por qué me habían mencionado la distancia en “gasolineras” y no en “lomas”, ya que si me hubieran dicho: - “es en la segunda gasolinera que está después de cuatro lomas”, seguramente me hubiera desistido de continuar a pie.

Entré al pueblo y caminé las diez cuadras que faltaban para llegar a la catedral mientras esquivaba a los vendedores de dulces y a los sanjuaneros que ya venían de regreso. En cada esquina me detenía para sobarme las pantorrillas y recuperar el aliento. Cuando por fin llegué al templo, me formé en una larga fila y me sentí desfallecer. Lo curioso es que al entrar no sentí cansancio alguno, pero si sentí unas tremendas e incontrolables ganas de soltar el llanto, avancé lentamente, no porque no pudiera caminar, sino porque la multitud no me permitía ir más rápido aunque quisiera. Es patética la imagen que capturé con la cámara, y en ese momento no me importó cómo me veía, solo quería dejar evidencia de que a pesar de los desalentadores pronósticos, ahí estaba: después de poco mas de veinte horas había logrado mi meta.

Me da gusto haber hecho el recorrido yo sola, ir a mi paso, entablar conversaciones con gente que ni conozco, conmigo misma, y con la Virgen, porque podría jurar que la escuché  entre el dolor y el cansancio.

Caminar a San Juan es como la vida misma: subidas y bajadas, piedras en el camino, gente que se adelanta  luego los dejas atrás, luego se vuelven a adelantar, luego se vuelven a quedar atrás. Gente que se queja, que reniega cuando ya se siente cansada, otros que son más viejos y a pesar de los años a cuestas siguen caminando sin chistar. La meta sigue al frente, pero hay muchas oportunidades de echarse a un lado del camino a descansar, o de rendirse y subirse a un camión para regresarse. Dolor, cansancio, mas dolor, felicidad por haber completado una meta, como llegar con vida al próximo pueblo.

El camino a San Juan implicó muchos retos para mi, el mas significativo fue darme ánimos por mi cuenta, había momentos en los que sentía que necesitaba el apoyo de alguien, que viniera alguien para abrazarme y decirme que todo estaría bien, que el sufrimiento pasaría y que iba a caminar a mi lado para asegurarse que yo estuviera tranquila. Me di cuenta de que en el camino a San Juan, como en la vida, estoy sola, y  que de mi depende estar bien y no estar esperando a que llegue alguien a mi vida para que me ayude a hacer las cosas que quiero hacer.

Finalmente el dolor pasará, el sufrimiento no será eterno, me olvidaré del enojo, del fastidio, del cansancio y perdonaré todo por la sencilla razón de no haber encontrado motivos suficientes para rendirme.

Después de todo esto, la pregunta es: ¿¿estoy lista para el Camino de Santiago?? La respuesta es: -no lo sé, pero si Dios me da licencia, el próximo año volveré a San Juan…le pedí a la Virgen que me haga un paro.

P.D.: las uñas de mis pies se caerán, me dolerá el cuerpo durante una semana y mi percepción de un “calambre de larga duración” será muy, muy clara. Dios, gracias, tu sabes lo feliz que me siento.