jueves, 22 de junio de 2017

La burra no era arisca


En medio de una catarsis, publicar lo que escribo es peligroso, (nota: para los que estudiaron en el Conalep, catarsis significa liberación o eliminación de los recuerdos que alteran la mente o el equilibrio nervioso) y es peligroso porque ese proceso implica primeramente el reconocimiento de aquellas cosas que son favorables y las que no lo son, con el riesgo de confundirlas y terminar escribiendo un inmerecido homenaje a quien, en el recuento de los daños, resultó fracturar dolorosamente mi vida… espera, eso ya lo hice hace tres post. 



Me queda claro que no tengo ni puta idea del por qué disfruto escribir y ventanearme tan descaradamente. De lo que sí tengo idea es de que cada vez que escribo, una parte de mi alma se desprende como si fuera una purulenta costra y deja crecer piel nueva y sana en el fondo. Sí, es equiparable a una serpiente que muda de piel, pero no quería poner ese ejemplo para no verme más víbora de lo que ya soy. Emmyconda me dicen a veces. (Sospecho con todas mis fuerzas que soy de Slytherin)


Y es que el reconocimiento de todo aquello con lo cual me construí, implica tanto las partes buenas como las partes no tan buenas: las partes malas y cómo esto afecta a la gente que me rodea. Ya sé que soy impulsiva, bipolar, inestable, histérica, gritona, hipócrita, mentirosa, grosera, ofensiva, cínica, desgraciada, incongruente, egoísta mala gente, sin integridad, inmoral, deshonesta, indecente, sucia, obscena, impúdica, impropia, insolente, comodina, desfachatada, sinvergüenza, descocada, atrevida, puta, cobarde, indecorosa, inconveniente, escandalosa, entre otros adjetivos peores, pero reconocerme así me da el permiso de verle la parte amable al asunto y llegar a considerar que todas estas hermosas cualidades son como fortalezas que me permiten sobrevivir y salir adelante en lugar de estancarme y quedarme inmóvil… sí, reconozco que soy así y hay razones para que no niegue que soy así: soy yo, y soy lo único que tengo en esta vida… mucho tiempo lo quise ocultar, pero tarde o temprano se me salía el cobre, y bien cabrón.

Éstas peculiares características no son el ideal de las cualidades que buscamos que tengan las personas que involucramos en nuestra vida, o sea, los cuates o nuestra parejita (la familia ya está involucrada, pero conservarla no es a huevo). Sin embargo, en mayor o menor medida todos tenemos un mucho o un poco de esto que menciono, la diferencia es que hay quienes viven en un estado total de autonegación y en su terquedad piensan que son magníficos, perfectos, insuperables y que merecen todo el amor y la atención de la gente. Cretinos, les llaman, y algunos están pelones.

Por este motivo, por sacar el cobre, es difícil que alguien llegue a considerarme como una pareja adecuada para una relación estable, y no es porque tenga "a full" todas éstas características indeseables, (caray, en mayor o menor medida tod@s somos así), sino porque la mayoría de las personas comunes y corrientes buscan una relación perfecta de color de rosa (de acuerdo a los esquemas sociales), y que éstas expectativas se cumplan con alguien que saca el cobre en los momentos mas inoportunos, nomás no se pinches puede. La realidad es que "nunca voy a brillar en sociedad", y es porque la sociedad es cretina porque la gente busca sentirse bien a costa de señalar, ridiculizar, juzgar los defectos de otros para crucificar a los que son diferentes y sentirse superior con esto… lo cretino se puede quitar, pero hay a quienes les nos gusta vivir siendo cretinos. 



Yo era buena onda, obediente, sumisa, toda amor y toda dulzura, pero me chingué la rodilla, es decir, la burra no era arisca: los palos la hicieron. Si, los palos: a lo largo de mi trayectoria amorosa, me he vuelto más desconfiada y culera. Y no es para menos, necesito un mecanismo de defensa que me pueda ayudar a sobrellevar todas esas decepciones consecutivas que se viven en una incipiente relación de pareja, ya luego si las cosas salen mal, (siempre saldrán mal) la relación se volverá una lenta transición de Principe a Vaca, y posteriormente se convertirá en una enfermiza reciprocidad de chingadera tras chingadera. 



Lo que me decepciona es que estando en pareja se pueden resolver y superar estas desavenencias, aprendiendo uno del otro, retroalimentando con mucha comunicación, comprensión y cariño... solo si AMBOS están dispuestos, las relaciones de pareja no solo se tratan de las necesidades de uno...che puto.

Así es, estimado lector, después de todo este tiempo regresé nuevamente a la fase Ira-Enojo–Cólera-Emputamiento, en el modelo Kubler Ross de las etapas del duelo de mi corazón. 



Ha sido complicado para mí a lo largo de mis, ya 36 años de existencia en este mundo, encontrarme con una persona que desee involucrarse y hacerme cómplice en las locuras de la vida para volverlas locuras nuestras en conjunto. Socialmente se nos condiciona a estar preparados para permanecer en una relación con una especie de pacto o contrato social que limita nuestras libertades y nos obliga a aparentar para encajar en una expectativa diseñada para el control, para ceder nuestra individualidad y garantizar la paz sin perjudicar a alguien. El problema es que en este proceso, que en apariencia es sano, nos vemos realmente obligados a anularnos a nosotros mismos en pro del “bien común”. Y con esto… ¿no sería mejor ser auténticos y respetar nuestras individualidades sin perjudicar a nadie, ni generar expectativas ni negarnos a nosotros mismos? Lo que quiero decir es: si tú quieres y yo quiero, si tú tienes con qué y yo tengo por dónde, si ambos queremos lo mismo, ¿para qué fingir y aparentar?, ¿para qué despojarnos de nuestra individualidad?...pero que loca estás!! Ah sí, se me olvidaba que parte de éste contrato tácito es joderle la vida a quienes nos salimos del retrógrado esquema social, tachándonos de inadaptados, sociópatas y hasta satánicos, y es por eso que fingimos y aparentamos. No quisiera fingir que soy una niña buena, porque soy como el demonio... y por eso precisamente "nunca brillaré en sociedad".

Ya llegó un momento en mi vida en el que ya no quiero reprimirme, cuando me digo NO a mi misma en automático me rebelo, protesto y me opongo, creando con ésto un problema conmigo misma... lo irónico es que ni siquiera afecto a las personas: no me gusta golpear, aventar, agredir... me da flojera. Es simplemente que la gente se molesta cuando expreso lo que pienso y hago comentarios crudos. Y si la gente se molesta, no es problema mío, es asunto de ellos. Por lo anterior, ya no lucho contra mi, ahora solo me dejo llevar y fluir... eventualmente lo comprenderé o lo asimilaré y tal vez mi inconformidad se vaya o se arregle... y tal vez las personas que se molestan por lo que digo y lo que pienso, se vayan o se arreglen.



Ser sinceros en relación a nuestros deseos, necesidades e inquietudes, implica poder libremente ser reales sin sentirnos juzgados ni señalados (aunque la gente nos juzgue y nos señale). Ser sinceros permite llegar al grado de amar de verdad, sin condiciones ni chantajes. Suena utópico, pero eso es lo que me gustaría tener en una relación de pareja: total complicidad sin culpabilidad ni chantajes... y eso no se logra de un día para otro... solo con el tiempo y la evolución contínua.

La autenticidad evita el engaño, la mentira, la traición y el sufrimiento: no conozco peor sentimiento que el de aferrarse a aquello a lo que estamos apegados aún cuando esto signifique un profundo daño en el alma y la negación voluntaria de nuestros deseos, sentimientos y capacidades.

Ésta autenticidad asegura un ingrediente que debería tener toda relación: confianza, pero en ocasiones es inevitable jugar a sujetarse a la norma social y ejercer el yugo opresor del dominio… por puro placer del pinche poder: ¿a dónde vas? ¿a qué hora llegas? con sus correspondientes 48 llamadas perdidas en el celular. Y aquí me surge una reflexión… ¿por qué en determinadas etapas de mi vida me permito ser dominada? Sí, así como lo lees, y ésta dominación no tiene que ver con que me encante el shibari, bueno en parte sí, pero éste es tema para otro post.



Como te decía, a veces me permito ser dominada, pero incongruentemente, hasta en la dominación prefiero ser quien domine la dominación: osea, por mis huevos voluntariamente y por iniciativa reporto lo que hago, dejo evidencia y constancia de fidelidad y compromiso, doy mis contraseñas y me vuelvo completamente transparente en cómo actúo. Que haya quien suponga que lo hago como remordimiento de consciencia y como una explicación no pedida, es muy su apreciación desde su punto de vista, sus experiencias y sus proyecciones, y lo que piensen con respecto a mí no es mi pedo. Y es que, carajo!!, hasta eso está mal visto:  ser así de transparente. Y eso que socialmente se ensalzan los valores de honestidad y confianza… pero de manera hipócrita, porque luego si hablamos con la verdad somos juzgados, crucificados y señalados de locos.

Brindé fidelidad incondicional durante toda la vida de ésta última relación... y quien tenga evidencias de lo contrario, que las muestre. Iré por café y galletas para esperar eternamente sentada a que eso pase.

Retomando el tema: para encajar en el entorno social nos obligamos a aparentar y engañar. Nos educamos en la hipocresía y la mentira en pro del bien común… patético, pero a veces necesario: no voy a andar blasfemando a cualquier hora ni en cualquier momento, una cosa es que me la pase blasfemando y otra que la gente no me tolere porque saben que blasfemo, aunque no blasfeme frente a ellos. (ejemplo de blasfemia? decir que me gusta la almeja).

Me enferma aparentar, NOS enferma aparentar y fingir lo que no somos para encajar en el entorno… por eso me siento feliz al lado de la gente que me acepta y me quiere con todo lo que soy y lo que implica ser así… ¿quiere esto decir que todo el tiempo me voy a portar como una cínica bruja? No prometo nada, es muy posible que suceda. ¿y qué pasa cuando mi comportamiento afecta a la gente que me rodea?, ah pues cuando eso sucede, si yo no me doy por enterada de cómo está afectando mi comportamiento al entorno, terminan por mandarme olímpicamente a la chingada y yo me quedo con cara de what. ¿Y si llega alguien a mi vida que quiera que crezcamos juntos y para mejorar mis reacciones me brinda retroalimentación? Me doy con lo de la retroalimentación, siempre y cuando la alimentación sea de camote… y con cariño.

Prometer que voy a cambiar para agradarle a los demás es engañarme a mí misma, pero, ¿acaso no he cambiado y sigo siendo la misma de siempre?, no, a veces soy más bruja y cínica que de costumbre, y a veces soy todo amor y ternura. ¿y de que depende eso? No depende de los deseos de la gente que me rodea, así que ahórrense sus berrinches. Cambiar depende de uno mismo, y en esto tiene mucho que ver la inteligencia de cada persona, porque sería una total y completa estupidez seguir en lo mismo cuando vemos que el entorno ha cambiado… el problema es que a veces soy muy estúpida y necesito que alguien me lo haga saber.

Voy a ser una bruja toda la vida? seguramente no, aunque en este momento de mi vida estoy haciendo demasiado escándalo y berrinche, no es un hecho que vaya a ser así por siempre: una vez que libere lo que me motiva a hacer escándalo y berrinche, lo dejaré ir y ese vacío será llenado con cosas más… decentes.



Estar en una relación de pareja implica la participación de ambas personas que desean lograr un objetivo en común, y para que la relación permanezca saludable lo mejor es tener confianza, retroalimentación, sinceridad, complicidad, sexo, disposición a la mejora continua, apoyo, sexo, cariño, comprensión, sexo, comunicación, respeto, sexo, y mucha capacidad de negociación, entre otras cosas… y para que funcione debo empezar por mí. Emmy, ¿quieres ser mi novia? Haré mi parte, y trabajaré duro para ser yo misma, crezcamos juntas en el amor propio.

Y es que con estas expectativas, lo mejor será dejar que las cosas fluyan, estar relax, reconstruirme sin tratar de “quedar bien”, no vivir una vida con alguien a costa de mi felicidad ni de mis necesidades, ni de la felicidad de alguien más, ni de las necesidades de alguien más… uff, con esto, lo único que se me ocurre es que el único procedimiento viable para poder tener una relación de compromiso, única y duradera será cometer un crimen en pareja.

La rola de hoy... ahhh, te amo Beth Ditto!!



2 comentarios:

  1. Saludos Dulcinea. Ser uno mismo es de lo más difícil porque a veces no sabemos ni quien carajos somos. Las apariencias son el pan de cada día en la sociedad moderna vernos lindos y perfectos ser maniquíes por fuera y por dentro. Por eso salir del esquema puede ser perjudicial. La frase "me vale madre" es un salva vida muy conveniente.

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    1. Amora, tu y yo supimos perfectamente eso de ser una misma vs. las apariencias; ser nosotras mismas nos ha costado mucho, pero hemos salido adelante con todo lo que implica... estoy consciente que aún nos falta mucho por superar, y muchas locuras por hacer. El verdadero reto es salir del esquema sin perjudicarnos ni perjudicar a nadie y sabiendo manejar la situación... todo un reto. Te veo el jueves hermosa (っ◕‿◕)っ

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